Mensajes en redes sociales advierten de un supuesto estudio científico que apunta a “incrementos alarmantes” en los efectos adversos graves provocados por las vacunas contra la covid-19. Estos mensajes afirman, entre otras cosas, que un “aumento del 610%” en miocarditis y un “incremento del 378%” en encefalomielitis diseminada aguda confirmarían que las vacunas contra la covid representan un riesgo significativo para la salud. Sin embargo, detrás de estos titulares alarmistas, existe una gran desinformación que distorsiona el contenido real de la investigación publicada en febrero de 2024, como confirma maldita.es.
El estudio y sus resultados
El estudio en cuestión analiza 13 efectos adversos raros relacionados con la vacunación en una muestra de 99 millones de personas que recibieron dosis de vacunas contra la covid-19. Los autores del estudio comparan los casos reportados de estos efectos adversos con los que se esperarían según los datos previos a la pandemia (basados en los efectos adversos registrados entre 2015 y 2019). Es importante destacar que el estudio no busca confirmar que estos efectos sean causados directamente por las vacunas, sino simplemente analizar cuántos casos ocurrieron tras la vacunación en comparación con lo esperado.
Lo que realmente hace el estudio es comparar lo observado con lo esperado: calcula la tasa de efectos adversos en la población vacunada frente a la tasa proyectada en base a registros históricos. Es así como surgen cifras como el “incremento del 610%” en miocarditis o el “378%” en encefalomielitis diseminada aguda. Sin embargo, estos porcentajes se basan en la comparación de los valores observados frente a los esperados, no en un aumento real de la probabilidad de los efectos adversos, lo que puede resultar confuso cuando se interpreta fuera de contexto.
¿Por qué es engañoso hablar de un "incremento alarmante"?
Al mencionar un "aumento del 610%" en miocarditis, por ejemplo, es importante comprender que este porcentaje se refiere a una comparación entre la tasa observada y la tasa esperada, no a un aumento real en la probabilidad de que una persona desarrolle miocarditis tras recibir la vacuna. En realidad, si tomamos el caso de la miocarditis, la incidencia reportada en el estudio es de aproximadamente 6 casos por cada 10.000 dosis en lugar de 1 caso por cada 10.000 dosis, lo que sigue siendo una frecuencia extremadamente baja. Es decir, sigue siendo un efecto adverso raro, aunque ligeramente más frecuente de lo esperado.
Por ejemplo, para la encefalomielitis diseminada aguda, los datos reportan aproximadamente 0.03 casos por cada 10.000 dosis, un aumento que es aún más modesto. Lo mismo ocurre con otros efectos adversos como la trombosis de los senos venosos cerebrales, que, aunque se menciona en los informes como un efecto raro, ocurre en menos de 1 de cada 10.000 dosis.
Es fundamental señalar que estos efectos adversos, aunque graves en algunos casos, son muy poco frecuentes. Las propias fichas técnicas de las vacunas ya alertan sobre la posibilidad de que ocurran patologías como la miocarditis o la trombosis, y los informes de farmacovigilancia realizados a nivel global también informan de su baja frecuencia.
Autoridades sanitarias
Las autoridades sanitarias, como la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS), han sido claras en que los efectos adversos observados tras la vacunación contra la covid-19: son muy poco frecuentes.
Además, la evidencia disponible muestra que los beneficios de vacunarse, la protección frente al virus y sus complicaciones graves, como la hospitalización y la muerte, superan ampliamente los riesgos de los efectos adversos.
Los informes de farmacovigilancia se llevan a cabo para identificar de forma temprana los posibles riesgos asociados con las vacunas y otros medicamentos. De hecho, muchos de los efectos adversos descritos en el estudio también se han registrado en personas que no han sido vacunadas, por lo que su aparición no implica necesariamente que sean causados por las vacunas.
La importancia de entender los estudios científicos
Es importante que el público en general sepa interpretar correctamente los estudios científicos, especialmente cuando son utilizados para difundir información engañosa o alarmista. En este caso, el estudio realmente solo proporciona datos sobre la frecuencia de ciertos efectos adversos raros observados tras la vacunación, y no sobre un aumento real del riesgo.
Para comprender la verdadera magnitud de los efectos adversos, es necesario considerar el contexto: las vacunas contra la covid-19 han sido administradas a cientos de millones de personas en todo el mundo, y los efectos adversos graves siguen siendo extremadamente raros. Las cifras mencionadas en los mensajes desinformadores son, por lo tanto, engañosas, ya que se extraen de un análisis técnico que no reflejan un incremento real en el riesgo.