El director del Zinemaldia, José Luis Rebordinos, no está dispuesto a autocensurarse para evitar polémicas. De la surgida por la concesión del Premio Donostia a Johnny Depp ha dicho ya "todo lo que tenía que decir" y no quiere que se convierta en el "eje" del certamen.
"Tengo ya una edad y si tengo que censurarme, me iré. Sólo faltaría que no pueda trabajar y expresarme como pienso que debo hacerlo", afirma en una entrevista con EFE, en la que pide "sensatez" para abordar el debate de la igualdad de la mujer en la industria cinematográfica.
Reitera que el actor estadounidense no está acusado judicialmente ni condenado por maltrato y defiende la presunción de inocencia, aunque considera "que lo de Johnny Depp no deja de ser una anécdota" y que "hay que convertir los conflictos en oportunidades".
"Hay que conseguir que la mujer se vaya incorporando con normalidad a la industria porque es cierto que no lo está. Pero dejémonos de tonterías, que hasta el último mono cree que tiene derecho a decir lo que debe hacer un festival o una productora", recalca Rebordinos, que quiere "sacar" el debate de las redes sociales.
Las cuestiones de igualdad serán tratadas en una jornada interna que ha organizado el Zinemaldia junto a la asociación de mujeres profesionales del sector audiovisual y las artes escénicas (H)emen a raíz de esta controversia, si bien estaba prevista con anterioridad una mesa redonda sobre la supresión del género en el premio a la mejor interpretación.
Al equipo del Festival le sorprendieron las reacciones a esta decisión. "Lo hizo Berlín y, que yo sepa, no hubo especial revuelo. Luego lo hizo Mar de Plata y después el Festival de Huelva, y no leí nada. Lo hacemos nosotros y se lía gorda", señala Rebordinos, que opina que en los primeros años el sentido de este galardón estará "pervertido".
Pero esta convencido de que en "cuatro o cinco años" lo van a hacer todos los festivales, pues de la misma forma que no hay distinción de género en los reconocimientos al mejor director o al mejor guionista, no debe haberlos en la interpretación.
"En cuanto la gente pierda el miedo, lo va a hacer todo el mundo", asegura el responsable del Zinemaldia, cuya oposición a las cuotas por razón de género es conocida.
Comenta que, sin aplicar este criterio, en la 69 edición del Festival de San Sebastián, que comienza el próximo viernes, habrá nueve hombres y siete mujeres compitiendo por la Concha de Oro, y entre ellas, dos directoras -la rumana Alina Grigore y la danesa Tea Lindeburg- con sus primeros trabajos.
Vaticina que son dos cineastas que van a hacer "cosas importantes" en el futuro, al igual que la georgiana Dea Kulumbegashvili, que presidirá el jurado de esta edición y que en la de 2020 ganó la Concha de Oro con su ópera prima, "Beginning", además de otros tres premios, lo que nadie había conseguido antes.
"Hemos querido poner en valor el talento joven. Aunque tenga un largometraje y varios cortos, creemos que tiene en nivel para ser presidenta del jurado. Esa ha sido nuestra apuesta y no tengo ninguna duda de que va a ser una presidenta estupenda", asevera.
Dice que este año en la Sección Oficial hay "un buen equilibrio" entre nombres consagrados y emergentes, y además con filmes que se encuentran entre "los mejores" de la producción de los realizadores más conocidos.
Cita, entre otros, a Zhang Yimou, que inaugurará el certamen con "Un segundo", "una de sus grandes películas", y a los cuatro directores españoles con títulos a competición en la Sección Oficial -Icíar Bollain, Fernando León de Aranoa, Paco Plaza y Jonás Trueba.
Asegura que, tras la escasez de filmes españoles en 2020, el Festival tiene ahora "la programación más potente de cine español de estos últimos diez años".
Y aunque reconoce que la celebración tardía de Cannes les ha perjudicado, destaca que lo presentado en el certamen francés ha sido tanto y de tan gran calidad, lo que ha ocurrido también con Venecia, que les han "sobrado" películas para confeccionar secciones como Perlak y Zabaltegi-Tabakalera.
No sucede lo mismo con el cine procedente de América Latina porque, a causa de la pandemia, las grandes producciones "están paradas", si bien subraya que entre las pequeñas hay títulos "realmente interesantes".
El Zinemaldia volverá a programar series y películas de plataformas audiovisuales, como "Distancia de rescate", de Netflix, con la que la peruana Claudia Llosa aspira a la Concha de Oro.
Rebordinos piensa que debates como el del cine producido por las plataformas digitales "han nacido para morirse muy rápido", pues asegura que este sistema es "perfectamente compatible" con la pantalla grande.
"Hay que ver cómo el sistema tradicional cuadra con el otro, cómo se negocia, para que no acabemos con las salas, que son fundamentales para ver el cine en las condiciones óptimas. Por otro lado, en estos momentos gran parte de la industria cinematográfica está saliendo adelante porque las plataformas necesitan contenidos y producen, si no cuánta gente se iría al paro. Seamos conscientes de las ventajas", añade.
El Zinemaldia afronta en este 2021 su segunda edición en pandemia con medidas anticovid similares a las del pasado año, aunque con una "tranquilidad" que no tuvieron entonces.
"El pavor era que, de pronto, hubiera un par de focos y muriera gente", dice Rebordinos, consciente de que se movieron en una "delgada línea" y que, de haber salido las cosas de otra forma, en vez de felicitaciones se habría hablado de irresponsabilidad.