Once comunidades se oponen a la demolición de sus viviendas y reclaman que se mantengan las inversiones que incluye el PEAU
Las pancartas reivindicativas que cuelgan de algunos balcones y ventanas de la Milagrosa indican que algo no marcha bien en el barrio. En realidad, hace muchos años que las cosas no van bien por ahí, tras décadas de abandono y de un paulatino deterioro de las condiciones de vida de sus vecinos.
El problema ha surgido ahora con el inicio de la tramitación del Plan Especial de Actuación Urbana (PEAU), que contempla una mejora integral del barrio con intervenciones en diferentes ámbitos, incluyendo la construcción de nuevos edificios y el derribo de otros, lo que ha puesto en alerta al vecindario.
Los planes del Ayuntamiento pasaban por ofrecer a los afectados por estos derribos –unas 96 familias de 11 edificios– promociones de nuevos pisos en el barrio, a precio de vivienda protegida.
Tendría que haber un acuerdo previo con los afectados y se aplicaría la herramienta conocida como ZIP (zonas de intervención preferente) ya utilizada en el Casco Viejo para llevar a cabo el derribo de determinados bloques y rehabilitarlos.
A través de esta figura, el Ayuntamiento podría ir adquiriendo estos edificios y ordenar su demolición y ofrecer a los afectados nuevas viviendas en otros sitios.
Un grupo de vecinos, organizados entorno a la asociación vecinal de la Milagrosa, expusieron las inquietudes que está provocando el PEAU.
Patxi Goñi, Gúmer Novillo, Amaya Alonso, Imanol Larumbe y Asun Ulecia residen en las calles Manuel de Falla, Río Urrobi y Río Queiles, en edificios que el PEAU plantea derribar. Consideran que el proyecto, en los términos presentados por el Ayuntamiento, no cuenta con el apoyo vecinal porque que sigue generando muchas dudas y sobre todo, porque muchos de ellos saldrían perdiendo con la fórmula para la permuta de viviendas planteada inicialmente.
"Las viviendas actuales son viviendas libres y en la mayoría de los casos son grandes, con varias habitaciones. Lo que nos ha planteado el Ayuntamiento es cambiarlas por otras más pequeñas y a precio de VPO. Es normal que los vecinos no quieran el proyecto, aunque les ofrezcan nuevas viviendas en el barrio", comentó Asun Ulecia.
Ponen como ejemplo el caso de matrimonios mayores, que residen en viviendas de 3 y 4 habitaciones donde criaron a sus hijos, a los que les darían un piso de solo 2 habitaciones.
"Y también está la letra pequeña y que muchos de los afectados no podrían hacer frente a los gastos generados por un cambio de vivienda", comentó Imanol Larumbe, que hace 25 años ya vivió un intento similar por parte del Ayuntamiento de derribar el edificio donde reside, en el número 3 de la calle Río Urrobi.
A finales del año pasado, la asociación vecinal de la Milagrosa realizó una consulta entre las comunidades afectadas. Se pedía a los vecinos cuyo edificio estaba incluido en el PEAU que contestaran a la pregunta de si están dispuestos a que dicho edificio figure como ZIP, y por lo tanto, suponga su derribo.
El resultado entre las 7 comunidades que convocaron una junta de vecinos fue de 54 votos en contra de los derribos, 2 a favor y 3 abstenciones.
Las otras 4 comunidades afectadas no consideraron necesario convocar a los vecinos al entender que con las alegaciones que presentaron con anterioridad ya mostraron su oposición a la propuesta.
Los cinco vecinos que representan a la asociación residen en las calles Manuel de Falla, Río Urrobi y Río Queiles.
"Lo que no pueden pretender es que los vecinos acepten un acuerdo que es perjudicial para ellos con el argumento de que es bueno para el barrio. Todos queremos que mejoren las condiciones de vida de la Milagrosa, pero no así", señaló Patxi Goñi.
Dada la oposición unánime al PEAU, descartan que el Ayuntamiento insista en el proyecto ya que requiere de un acuerdo previo con los afectados que no va a existir, pero se les ve preocupados por el efecto que todo esto puede tener en el proyecto de reforma previsto para el barrio.
"La Milagrosa necesita mejorar muchas cosas. No se puede paralizar el PEAU solo porque los vecinos de los edificios que se iban a derribar no quieran entrar en la operación. El Ayuntamiento tiene que continuar el proyecto, aprovechando el dinero que dicen que llegará de Europa", aseguró Gúmer Novillo.
Amaya Alonso representa la voz de los comerciantes en la asociación, de la que fue una de sus impulsoras.
Regenta un local en la calle Manuel de Falla, en uno de los edificios incluidos en los derribos, y se quejó de la falta de información sobre el futuro de estos comercios. "Hasta ahora no han sabido darnos una respuesta, pero hay una cosa clara: con el cambio saldríamos perdiendo porque en estos locales hay mucho dinero invertido y supondría ir a un nuevo local con todo por hacer".
La tramitación del PEAU lleva varios años dando vueltas por el Ayuntamiento. Antes del verano, y después de muchas reuniones dada la complejidad y el coste del proyecto, los grupos municipales llegaron a un acuerdo para comenzar su tramitación aprovechando la financiación procedente de los fondos europeos.
En agosto del año pasado, el equipo de Gobierno aprobó el Plan Especial y después de las vacaciones se llevaron a cabo las primeras reuniones con el vecindario.
En el foro de barrio celebrado el 11 de noviembre, al que asistieron el alcalde Maya y el concejal delegado de Urbanismo Juan José Echeverría, salieron a relucir muchas de las dudas que ha generado el proyecto.
A la mayoría no le gusta el PEAU, pese a reconocer que el barrio necesita de forma urgente una reurbanización, y se mostraron muy preocupados por los efectos que pueda tener para el futuro del barrio la paralización de las inversiones que contempla el proyecto aprobado.
El documento recoge, como principales intervenciones, la reforma de la plaza de Río Ega, la creación de tres nuevas plazas en Manuel de Falla, en el parque Tomás Caballero y en el entorno de la avenida de Zaragoza, así como mejoras en la movilidad.
URBANISMO
Revisar el proyecto inicial
Expediente. La división en el Ayuntamiento, con Navarra Suma por un lado y las tres formaciones progresistas por el otro, se volvió a visualizar en la Comisión de Urbanismo de este miércoles, en la que el concejal de Urbanismo aludió al rechazo de los vecinos a los derribos y dijo que les apoya. El edil de Geroa Bai Javier Leoz comentó que será necesario revisar el proyecto, aunque comentó que no le resultaba extraño el resultado si el Ayuntamiento no se había encargado de detallar qué recibirán los vecinos a cambio del derribo de sus pisos.