El Alavés comienza el año de la mejor forma posible y deja atrás de manera oficial un mes de diciembre fatídico. Pocos días después de certificar su pase a los octavos de final de Copa, el conjunto vitoriano afrontaba una cita señalada en el calendario para revertir la errática dinámica de resultados en liga.
Y el cuadro de Luis García no perdonó en la batalla inaugural de la segunda vuelta. Desde el pitido inicial, el Alavés hizo valer su condición de local y fue a por los tres puntos sin ningún tipo de contemplación. El cuadro albiazul recuperó las mejores sensaciones del primer tramo del campeonato mostrando la añorada solidez defensiva y generando un sinfín de ocasiones ante el muro burgalés. El Glorioso dio un paso al frente en la retaguardia y, sobre todo, fue un equipo valiente en los metros finales que creció durante el partido gracias al aliento de Mendizorroza.
El técnico babazorro había incidido en la previa del partido que una de las claves para estar cerca de la victoria era que sus pupilos debían buscar un ritmo de juego elevado. Pues bien, la teoría del madrileño se cumplió a la perfección puesto que la primera mitad fue un vendaval de disparos en el área burgalesa. De no ser por Caro, el guardameta blanquinegro, el Alavés podría haber enfilado el túnel de vestuarios con una amplia ventaja en el marcador. Pero no fue así ya que el meta, una pieza diferencial para el sólido bloque de Calero, detuvo hasta cuatro ocasiones claras de los vitorianos.
El Alavés entró en una fase de la velada en la que tan solo le faltaba el gol. La perseverancia de los atacantes babazorros no tuvo premio durante la primera mitad pese al nivel mostrado por jugadores como Rioja y De la Fuente. En ese contexto en el que más de un futbolista pudo haber perdido la calma, el plantel de Luis García se ciñó al plan y no cesó en la búsqueda del gol.
No en vano, el rival al que puso a prueba la entereza del Alavés fue el más rocoso de la categoría de plata. El Burgos se ha colocado en los puestos de play off por méritos propios y anoche los de Calero demostraron que su trabajo táctico es casi infranqueable. Ahora bien, el Glorioso generó hasta nueve ocasiones claras para perforar la portería, una cifra inalcanzable para el grueso de las escuadras que se miden al Burgos.
RITMO FRENÉTICO
El Alavés rubricó ante uno de los rivales directos por el ascenso una de las actuaciones más solventes del curso. Los de Luis García, que en el mes de diciembre tuvieron serios problemas para trenzar jugadas y acercarse al área rival, recuperaron por fin la finura en los metros finales. La inspiración de Salva Sevilla se convirtió en un elemento diferencial, pues el veterano centrocampista sacó a relucir su abanico de recursos. Su poso resultó clave para un equipo que en ningún momento perdió los papeles. Otra clave del vertiginoso ritmo del cuadro albiazul fue el cambio de perfil entre Rioja y Alkain, que jugaron a pierna cambiada para buscar espacios por el carril central.
El Alavés no solo regresó ayer a la senda de la victoria en el campeonato doméstico, sino que recuperó las sensaciones del primer tramo del curso ante un rival exigente. El conjunto vitoriano vuelve a transitar por el camino adecuado tras conseguir el billete de octavos de Copa y batir a un Burgos que hasta su llegada a Vitoria tan solo había sucumbido en dos ocasiones como visitante.