En los desprendidos se han llevado a cabo “cosidos” y tanto en el Victoria Eugenia como San Telmo se están colocando “redes por el tema de las aves y para sujetar”.
Y es que la piedra arenisca en algunos puntos tiene un proceso de degradación irreversible. Aunque se ha saneado e incluso “inyectado lechadas” en algunas zonas concretas para darle solidez, el paso del tiempo hace sus efectos y pueden darse desprendimientos. “Así, si se cae algún fragmento queda recogido en la red”.
“Son redes que no se ven. Si no te dicen dónde están no te das cuenta. Se han elegido redes que tienen casi el color de la piedra”, asegura la experta.
La red se coloca con tornillería inoxidable, más resistente ante las condiciones climatológicas y de exposición al mar. En algunos puntos , además de las redes, se ha colocado protección de zinc.
A la hora de trabajar, el personal de Petra utiliza pequeñas espátulas y pinceles para la aplicación del mortero, casi como cauterizando heridas, aunque en este caso abiertas en la piedra.
Y como ingrediente añadido, destacan el de la colaboración. “Trabajar así es un lujo”, subraya Sanz Gómez de Segura, que quiere poner en valor la forma en la que se ha colaborado con Donostia Kultura y las instituciones implicadas.
Como pista y punto de partida para futuras intervenciones de mantenimiento, Petra ha fotografiado y documentado todo el proceso.