Póngase en este caso. Usted habita una vivienda construida con los estándares del siglo XX. O sea, en invierno coquetea con los 15 grados dentro de casa y necesita mucha calefacción para templarla; por el contrario, en un verano como el pasado, podría hacer tostadas de pan en la fachada.
Así las cosas, la situación es que su casa necesita mucho gas para alcanzar los 20 grados en su interior en los meses fríos. Y, como sabemos, el gas está por las nubes y apunta a ponerse a precios estratosféricos. Para empeorar el panorama, sabemos que las calefacciones contaminan y calientan la atmósfera, lo que ayuda a cambiar el clima y genera fenómenos extremos como inundaciones o sequías prolongadas.
Eso en la temporada de invierno; pero, en veranos como los últimos, usted ha recurrido al aire acondicionado o se lo está planteando seriamente para estar a gusto en casa. Como consecuencia, sube su factura eléctrica y de propina se agarra un catarro veraniego. Otra vez en una espiral de más consumo, más gasto, más emisiones…
Antes, en cualquiera de nuestros pueblos, los mayores no se quitaban la camiseta interior ni la manga larga, ni en invierno, ni en verano: “lo que quita el frío, quita el calor”, solían decir. Así que, en el caso que nos ocupa, tirando de sabiduría tradicional, una buena solución es abrigar el edificio construyendo un nuevo aislamiento. Evitará que caigan las temperaturas en invierno y que suban mucho de junio en adelante.
A la hora de construir este nuevo abrigo para la vivienda, las rehabilitaciones con efecto sobre la temperatura interior requieren todas o alguna de estas reformas: reparación del tejado, reforma de la fachada y sustitución de ventanas por otras de eficacia térmica. Y metidas en una obra de esa envergadura, las comunidades de vecinos y vecinas suelen mejorar el acceso a los portales eliminando escalones o adecuando los ascensores.
No nos engañemos, “no tenemos sueños baratos”, decía hace años una campaña de comunicación; ni fáciles, habría que añadir. El proceso suele tener final feliz, según cuentan las partes implicadas en varios procesos de reforma.
Pero hasta llegar a ese punto, las reformas integrales de edificios son costosas, trabajosas y largas en el tiempo, un jaleo vaya. Decidir el tipo de reforma, pedir presupuesto, ejecutarla, disponer la financiación, solicitar la subvención, solucionar los problemas intermedios…
Frente a todos estos obstáculos, el Gobierno de Navarra a través de la empresa pública NASUVINSA, se va a convertir en su particular Ángel de la Guarda, su facilitadora, su Señor Lobo que solucionará sus problemas técnicos, burocráticos y ayudará en los económicos.
50 millones al año para subvencionar las reformas
Las ayudas públicas a la rehabilitación de viviendas experimentan estos años su edad de oro, con una disponibilidad histórica de fondos para subvencionar las reformas: hasta 50 millones de euros al año. De estos, la mitad aportados por el Gobierno de Navarra y el resto de los fondos europeos Next Generation que otorgó a la Comunidad Foral 70 millones a invertir entre los años 21, 22 y 23.
El Plan Biziberri / Navarra Rehabilita, activado por el departamento que dirige el vicepresidente José Mª Aierdi, detalla seis tipos de rehabilitaciones que se pueden beneficiar de subvenciones: ayudas permanentes de viviendas y edificios (reparación, mejora y adecuación), para las envolventes térmicas, rehabilitaciones en el ámbito rural, trabajos en eficiencia energética en viviendas, rehabilitación de edificios y regeneración urbana en el ámbito de los barrios. Además, existen otros programas de ayudas complementarios para la retirada de amianto de las construcciones y otras exenciones y deducciones fiscales.
Desde 2014 se han multiplicado por 4 el número de viviendas rehabilitadas con subvenciones del Gobierno de Navarra, hasta alcanzar su techo en este recién finalizado 2022, año récord con 6.624 viviendas reformadas, lo que supone un 20% de las cifras alcanzadas en el conjunto del Estado. Con una ligera caída en 2020 y 2021 por la pandemia, durante 2022 se ha vuelto a superar la inversión total en proyectos de rehabilitación, con casi 83 millones de euros movilizados, que ha sido subvencionada en más de un 35%, lo que se traduce en 29,6 millones en ayudas del Gobierno foral.
Testimonios a pie de obra
En este proceso intervienen profesionales de arquitectura, de administración de fincas, gestores de fincas urbanas y, especialmente, el vecindario.
Ignacio Celaya vive en la Agrupación de Orvina 3, en el barrio pamplonés de la Txantrea, una comunidad de 704 viviendas repartidas en 5 manzanas y un total de 23 portales. Estos meses se están finalizando las obras de la fachada de los últimos bloques en renovar su envolvente térmica.
Algunas personas, como es su caso, ya finalizaron la reforma de su casa en 2021 y han podido comprobar, termómetro en mano, los beneficios de la obra: “en invierno no baja tanto la temperatura. Antes necesitábamos enviar el agua de la calefacción a 60-70 grados; ahora, con calentarla a 50 grados estamos a igual temperatura en las casas. Y, en verano, el termómetro no ha subido de 24 o 25 grados”.
En una reforma compleja como la de su comunidad, Celaya valora el apoyo de la empresa pública. “Tanto la administradora como la arquitecta nos dicen que NASUVINSA ha estado presente desde el principio, informándonos y solucionándonos temas burocráticos o técnicos”. Además de contar con las 8 Oficinas de Rehabilitación de Viviendas y Edificios (las conocidas ORVE) que existen en Navarra, NASUVINSA ha reforzado el apoyo con seis equipos repartidos por la Comunidad, que han asistido a núcleos con gran número de rehabilitaciones como en la Txantrea o Lourdes.
Roberto Chagoyen, residente en el barrio de Lourdes de Tudela, recomienda acometer una reforma integral del edificio de viviendas. “Yo al que me pregunta, algún vecino del barrio, ya le digo que van a notar la mejoría bastante. Vivo en el último piso y, este verano, con el calor que ha hecho, hemos tenido 7 grados menos en casa. Se ha notado mucho el tejado nuevo que pusieron”. Chagoyen también subraya la colaboración de la ORVE de Tudela, que se ha coordinado con personal técnico de NASUVINSA, en el desarrollo de la obra.
Vecinos y vecinas de los edificios en rehabilitación soportan durante unos meses los inconvenientes de las obras, que plantean la dificultad añadida de compatibilizar la reforma con que el vecindario siga habitando sus viviendas.
Miguel Ángel Díaz, uno de los socios del estudio DG Arquitectura junto a Elena Chavarri, y gerente de Construcciones Díaz García S.L. (DGC), conoce bien la doble faceta de la rehabilitación. Como arquitecto, Díaz ha diseñado la reforma integral en las comunidades de C/ Mugazuri 4, 6 y 8 y C/ Azoz 1, 5, 7 y 9, C/ Fermín Daoiz 2, 4 y 6 y C/ Cildoz 2, en la Txantrea, y como constructor, ha ejecutado las obras de rehabilitación de C/ Azoz 6 y 8, C/ Cildoz 3, Avda. Villava 16, 18, 20 y 22 y C/ Villafranca 4, en el citado barrio pamplonés.
Díaz está satisfecho de la coordinación con la empresa pública: “Yo, como arquitecto estoy encantado de la labor de NASUVINSA en los procesos de rehabilitación, pero entiendo que para el vecindario esto es ideal porque le da una garantía de que hay personal público explicando, supervisando que el trabajo se hace bien. Esto da un poso de confianza y limpieza en los proyectos”.
Más allá del rejuvenecimiento de los edificios, Díaz incide en un aspecto asociado, le renovación de la trama urbana que suele producirse tras la reforma. “Tengo un ejemplo brutal, como es la Colonia San Miguel, en la Txantrea. De 10 portales se han rehabilitado los 10, trabajado en la accesibilidad de 5 y en otras infraestructuras como acometidas de luz, etc… pero es que unas mejoras piden otras y se han peatonalizado 2 calles, renovado y colocado mobiliario urbano…”
“El camino es la rehabilitación”
El papel de los y las profesionales de la administración de fincas urbanas es esencial en los procesos de reforma: reunir la información y explicar el proyecto al vecindario, gestionar las ayudas, coordinar y ejecutar los pagos. Ellas y ellos son el pilar de la reforma proceso, puesto que están en contacto con las tres partes: vecindario, empresa constructora, personal técnico de NASUVINSA y, en su caso, entidades bancarias.
Peio Mendía es uno de los socios de la Administración de Fincas SanzMendía y preside la asociación que agrupa a este colectivo profesional en Navarra.
“El camino es la rehabilitación. Las casas tienen que durar muchos años y tener varios propietarios porque no se puede seguir edificando”, explica. Respecto a los beneficios de una reforma en el aislamiento térmico de los edificios, Mendía asegura que “Más allá del ahorro energético, que nosotros cuantificamos en un 40%, vemos una mejoría en el confort de la vivienda, una temperatura más natural y agradable”.
Respecto al impulso a la rehabilitación, echa de menos una mayor determinación en las administraciones: “Creemos que hay que marcar unos objetivos de eficiencia, con unas fechas muy claras, saber cuándo tu casa tiene que cumplir unos requisitos como pasa con las emisiones de los coches o las bombillas. Que la gente tenga claro qué va a suceder si no cumple los objetivos de manera que el vecino sea responsable de su vivienda, también de lo que contamina”.
Por su parte, Guillermo Jiménez, responsable de la administración de fincas Urbanitas, reconoce que “los edificios han quedado prácticamente nuevos. Son procesos largos, pero con resultados muy recomendables para viviendas de 40-50 años a los que se da una solución a nivel global”.
Jiménez, que ha coordinado como administrador de la comunidad la reforma de los edificios del Monasterio de Urdax, 15, 17, 19, de Pamplona, valora el papel de NASUVINSA: “ha sido un agente colaborador muy importante. No solo por su labor de impulso sino por el asesoramiento que nos ofrece, incluso en la finalización de la obra. Se nos está dando una buena solución para este tipo de rehabilitaciones”. La comunidad citada comenzó sus reformas en 2019, con un presupuesto superior a 4 millones de euros, obteniendo subvenciones cercanas a los 2,5 millones. Tras la rehabilitación de la envolvente térmica de toda la manzana, las viviendas ahorran entre el 30 y el 40% de la energía que consumían antes de la obra.
Recuerde, dar una segunda vida a su vivienda es posible, reducir el consumo del edificio un 40% es probable y el apoyo público del Señor Lobo-NASUVINSA en asesoramiento y subvenciones de casi la mitad de la inversión está garantizado.