Reala

Reivindicación en el silencio (1-2)

La Real hace los deberes y sale airosa del marrón de jugar ante un equipo israelí y del lío en el que se había metido
Pacheco celebra su gol con Brais y Aramburu. / ANDREJ CUKIC

La Real hizo los deberes al vencer al Maccabi en su destierro de Belgrado. El equipo realista ha cumplido sin excesivos alardes con lo que tenía que hacer ante un rival inferior que le ha hecho sufrir en alguna fase del encuentro. Se ha especulado mucho en las horas previas con que los blanquiazules tenían que denunciar la terrible situación que está sufriendo el pueblo palestino por la sangrienta e injustificable ofensiva militar de Israel, pero no podemos olvidar que los nuestros solo son futbolistas y que su obligación es defender y dignificar la camiseta que defienden y el escudo que lucen en su pecho.

No había mejor manera de hacerlo que ganando el partido. Porque la Real no puede enarbolar ninguna bandera que no le corresponde, por mucho que ya no podamos seguir las noticias por las atrocidades que está cometiendo día si y día también el ejército de ese país. No los jugadores del Maccabi, que también quede claro, sino su ejército.

Lo de este jueves ha sido un encuentro que no se debería haber jugado porque hay un organismo que rige el fútbol europeo que prefiere el color del dinero en lugar de prohibir la participación en sus competiciones a equipos de países que no paran de cometer unos crímenes de guerra que les perseguirán por el resto de sus días. Pero la Real no es el juez ni el fiscal ni el casco azul de esta guerra genocidio. Y que conste que desde aquí, por supuesto, entendemos a los aficionados txuri-urdin más viscerales que pretendían que sus jugadores mostrasen algún gesto de solidaridad con el pueblo palestino.

Insistimos, lo de este jueves solo ha sido un encuentro de fútbol y lo ha ganado la Real. Es decir, el conjunto txuri-urdin ha hecho lo que estaba en su mano para proclamar su propia justicia a un rival israelí. La pena es que no ha logrado cebarse en el marcador, porque su superioridad invitaba a pensar que podía haber hecho bastante más daño en el luminoso. Un gol de Pacheco y otro de Sergio Gómez, uno en cada tiempo, han dado tres puntos clave a unos realistas que han tendido que vivir los últimos minutos del choque intranquilos porque Turgeman ha recortado distancias.

Imanol era plenamente consciente de que la derrota ante el Anderlecht le había metido en un incómodo embrollo. La mejor demostración es que ha prescindido de sus rotaciones masivas, para sacar un once muy reconocible, con la mayoría de sus mejores jugadores, y desterrar el esquema de los cinco centrales. Hay varias lecturas de un once en el que el técnico ha recurrido a dos centrales zurdos, algo que no han visto de inicio ni los más viejos del lugar.

De nuestra tierra, obviamente, no de la de este jueves ni de la del contrincante. Que Odriozola no consigue convencer al míster ni cuando Aramburu parece necesitar descanso y que Aritz ni Jon Martín por ahora le inspiran la suficiente confianza en una línea de cuatro hasta el punto de que prefiere recurrir a Aguerd en su pierna no natural. Que, como no puede ser de otra manera, hay que intentar enchufar como sea Pacheco. Y en punta Sadiq, para comprobar si se le encendía en el campo del Partizan, donde ha marcado tantos goles esa bombilla que lleva tiempo apagada fundidaQuién sabe… ¿El resto? Primeros espadas.

Lo previsto

El duelo no ha tardado en confirmar lo esperado, la falta de público ha provocado que se jugase en muchas ocasiones ritmo de bolo de pretemporada. Desde el primer minuto la Real ha parecido bastante superior y la anunciada valentía del líder del campeonato israelí no lo ha sido tanto al no presionar tan arriba como habían asegurado los dos entrenadores la víspera.

A esa velocidad y sin ninguna presión ambiental ha habido varios realistas a los que no se les ha visto nada cómodos con el agravante de que el campo se levantaba mucho y muchas veces no ha sido fácil mantener el equilibrio. A los tres minutos, un Kubo poco inspirado, ni enchufado, ha proyectado a Javi López, cuyo centro ha atrapado Mishpati.

Aramburu, que solo sabe jugar con la misma intensidad porque si la rebajase sufriría lo mismo que Sansón sin su pelo, ha protagonizado una gran internada sin que su pase de la muerte, ya desde la línea de fondo, encontrase rematador. A los 18 minutos, la Real se ha puesto por delante al rematar un saque de esquina. Ya era hora. Con Pacheco en el campo es más fácil que eso suceda. Brais ha servido con compás desde el córner y el navarro ha cabeceado a la red sin apenas oposición.

Poco después, Sadiq ha tenido el segundo tras una buena pared con Oyarzabal, pero el meta le ha cazado su picadita. El primer chut entre los tres palos de los locales desterrados ha llegado en el minuto 26, aunque Marrero ha atajado con seguridad el intento de Patati. En el último cuarto de hora hizo acto de presencia Turrientes. El canterano ha servido un buen balón atrás a Brais y la rosca de este la ha desviado un zaguero a córner. Al borde del descanso, el beasaindarra ha apagado con celeridad un fuego que no le correspondía provocado por Aguerd, en lo que ha sido el inicio de una rápida contra realista adornada por dos detalles de lujo de Oyarzabal, que ha concluido Kubo con un disparó casi sin hueco que no ha sorpendido a Mishpati. En el descuento, Turrientes, de nuevo, ha asistido al capitán en largo, pero, tras adelantarse al meta, no ha llegado a tiempo para marcar ya a puerta vacía. Al descanso, 0-1, en un duelo con manifiesta superioridad txuri-urdin, pero que, como era previsible, no llevaba camino de pasar a los anales de la historia del fútbol europeo

Un Maccabi más agresivo

En la reanudación, la sorpresa no ha sido que el Maccabi haya decidido dar un paso adelante para presionar, lo inesperado ha sido que la Real se haya visto de repente tan superada. Todo se ha complicado tras un centro maravilloso de Aramburu que Sadiq ha debido cazar y meter en la cazuela. Pero le sigue costando ir hacia el balón, es más de esperarlo. A partir de ahí, diez minutos malos con ocasiones para Madmon, que ha obligado a lucirse a Marrero en su mejor intervención de la noche. En la jugada siguiente, tras un robo, el meta ha dejado el balón muerto y Aguerd ha salvado palos. A los pocos segundos, de nuevo Madmon ha vuelto a sembrar el caos de cabeza en una acción en la que Marrero se ha quedado a media salida.

Cuando peor pintaba la cosa, Sadiq ha logrado por fin ver puerta, pero, como su maleficio continúa vigente, el árbitro se lo ha anulado por un fuera de juego posicional incomprensible. Menos mal que, casi a continuación, el nigeriano ha abierto a la banda antes de que Becker sacara un buen centro que Sergio ha enviado a las redes.

Los realistas han buscado la puntilla en opciones de Kubo Barrenetxea, pero, a falta de diez minutos, los israelíes han recortado distancias. Tampoco es que hayan dispuesto de ocasiones para empatar, aunque el susto se les ha quedado metido a los blanquiazules en un par de centros peligrosos.

Se acabó. Adiós al marrón de la temporada matando dos pájaros de un tiro. Que ya nadie va a meter a la Real en un huracán que no es suyo y que los tres puntos de este jueves sirven para respirar en una nueva Europa League en la que todavía no sabemos muy bien lo que son las cosas o lo que parecen ser. La única certeza es que esta Real ya gana con la facilidad que lo ha hecho en libros anteriores. En este partido estaba obligado a hacerlo. No solo por el fútbol. Por eso y por todo lo demás…

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25/10/2024