Marta G. recibió la mañana del lunes 5 de septiembre una llamada telefónica de un servicio de teleasistencia para personas mayores que le ofrecía el medallón para emergencias. Una voz femenina le proponía, casi le urgía a contratar este servicio con ellos para asegurarse una atención rápida en caso de necesidad. Todo por una módica cantidad mensual.
Cuando Marta intentó contestar a la pregunta sobre su edad para advertir a la amable voz que ella ni siquiera llegaba a los 55, se dio cuenta de que al otro lado del teléfono había una locución grabada que no le dejó terminar la frase. Esto la alertó de que se trataba de un intento de estafa. Además este servicio, que por regla general ofrece los sistemas sociales públicos, suele tener un coste ajustado a la renta de que quien lo solicite y no la tarifa fija que proponen sin más.
Pero el de Marta no ha sido el único caso. El Gobierno de Cantabria advirtió la semana pasada de que esta ola de intentos de estafar a las personas mayores se había recrudecido, por lo que lanzó un aviso para que nadie cayera en el engaño, recordando que en esta comunidad el servicio de teleasistencia es público y gratuito sin estar vinculado a ninguna empresa privada.
Este timo telefónico de la teleasistencia, también conocido como el del botón rojo, no tiene otro objetivo más que el de obtener dinero de personas mayores y dependientes usuarias de los medallones que se llevan colgados del cuello o pulseras en la muñeca con un botón para que quienes se vean en una urgencia o en una necesidad puedan avisar de forma sencilla y rápida para recibir la asistencia necesaria.
Hay que andar alerta porque no siempre, como en el caso de Marta G., es una locución automática la que llega desde el otro lado del teléfono. En algunos casos es una persona la que se dirige a su interlocutor por su nombre. Con ello intentan ganarse la confianza de su víctima y obtener los datos personales y bancarios para así poder realizar un cobro mensual, cuando no directamente vaciar las cuentas.
Se hacen pasar por trabajadores de una empresa que colabora con los servicios vinculados al 112 y que se encarga de atender y canalizar los avisos que se reciban desde el botón de auxilio.
Los primeros casos de esta estafa se detectaron en febrero de 2022 y hubo denuncias en todas la comunidades autónomas del Estado.
Por ello, los servicios sociales animan a no bajar la guardia ante estos posibles ataques y recuerda que nunca se deben dar datos personales vía telefónica, y mucho menos los bancarios. También se aconseja que los familiares de las personas mayores o dependientes les adviertan de este hecho para que se mantengan alerta. De la misma manera, las fuerzas de seguridad recuerdan la conveniencia de poner en su conocimiento el haber recibido estas llamadas y que se comunique el número de teléfono desde el que se ha hecho la llamada para poder hacer una investigación.
También convendría saber de dónde sacan estos estafadores los nombres y números de teléfono de sus víctimas.