“Respeto mucho lo que piense cada espectador, que es quien paga esta tele con sus impuestos”

¿Sigue siendo tan emocionante como al principio ese segundo antes de entrar en directo?

—Sí, pero lo que ha cambiado es cómo gestiono yo ese momento. Los nervios de los primeros años ya no están pero la adrenalina sigue funcionando.

¿Qué ha cambiado en usted en todos estos años de oficio?

—Pues en 30 años imagínese… Soy más escéptico ante casi todo, aunque a veces me dan arrebatos de ingenuidad y afortunadamente, mantengo la curiosidad casi intacta. Las horas de vuelo también te dan perspectiva y capacidad para contextualizar las noticias y con los años he aprendido a escuchar, pero escuchar de verdad, lo que cuentan los compañeros y compañeras en directo, los expertos, el entrevistado… En el debe reconozco que ya no tengo el aguante de hace 20 años.

Dígame si defino bien su estilo: cercano, nada envarado, pero sí comedido.

—Vas bien. Añade que no me resisto a la ironía. Doy máxima importancia a que el espectadora o espectadora entienda lo que digo y para eso a veces es mejor una metáfora o un guiño que un dato.

Y es un militante de los medios de comunicación públicos.

—He trabajado fugazmente en medios privados pero no el tiempo suficiente para comparar con lo que he conocido en ETB. Y, sí, creo en los medios públicos porque la información es un derecho.

A bocajarro: ¿EITB ha cumplido el papel para el que se creó?

—Creo que queda mucho por hacer en la normalización del euskera y que la pandemia ha hecho incuestionable lo que los medios autonómicos podemos aportar a los ciudadanos así que no hay “papel cumplido” sino “papel que seguir cumpliendo” porque creo firmemente en esa mirada vasca al mundo que debe aportar ETB.

¿Por qué unos piensan que EITB es ‘Telebatzoki ‘y otros, ‘Telebildu’?

—¿Igual porque esas dos formaciones tienen mayoría en el Consejo de Administración? Y luego, al mismo tiempo, me escribe un señor de Madrid para decirme que prefiere ver el Teleberri a otro informativo para informarse. Respeto muchísimo lo que piense cada espectador que es quien paga esta tele con sus impuestos. Solo pido que la suya sea una opinión formada, crítica, fruto de comparar lo que hacemos con lo de otros medios, no una opinión prestada.

¿Le duele que digan de usted y de sus compañeros que están al servicio de esta o aquella ideología?

—Si dicen “al servicio”, sí me duele porque no es cierto. Si dicen que se nos nota demasiado tal o cual tendencia, solo pido que me lo demuestren con datos concretos. Y no me duelen prendas en reconocerlo si, alguna vez, enseño demasiado la patita.

¿Era más fácil este trabajo cuando no había redes sociales?

—A mí me parecen una herramienta que facilita el trabajo periodístico y si me apuras hasta el contacto con los espectadores pero no soporto los insultos anónimos y gratuitos que se permiten en ellas.

¿Se mide en esas redes?

—Sí, he borrado decenas de tuits después de escribirlos y antes de publicarlos.

¿Le importa el dato de audiencia que llega el día siguiente?

—A las 9.30, cuando llega el informe, suelo dejar lo que estoy haciendo para leerlo.