Nombres como Oteiza o Chillida llevaron la escultura vasca al ámbito internacional y con ello hicieron sombra a una figuración más expresionista que bebía de la tradición escultórica de Euskadi. Ahora, el Museo Diocesano de Donostia, D’Museoa, trata de sacar a la luz en su nueva exposición un estilo que “ha estado oculto y olvidado”, con varias obras del artista donostiarra José Luis Cobreros.
Hijo del pintor y crítico de arte Vicente Cobreros Uranga, José Luis Cobreros comenzó a interesarse por la escultura tras conocer al escultor José Lopetegui. “Le encantó el barro, por lo que tras estudiar Bellas Artes empezó a trabajar con él”, explica el director del museo donostiarra, Edorta Kortadi, a este periódico.
De este modo, el autor siguió la estela de otros autores guipuzcoanos como Julio Beobide y Carlos Elguezua, claramente influenciados a su vez por Auguste Rodin, y se centró en una figuración expresionista en la que destaca “la rigurosidad de los materiales” y “la deformación de los músculos”.
Buena prueba de ello es la muestra titulada José Luis Cobreros. 3 dimensiones, que Kortadi divide en dos aspectos diferenciados. Por un lado, la exposición cuenta con tres obras de carácter religioso que el autor donostiarra ha querido ceder al propio museo: dos piedades, una más tradicional y otra formada por madre e hijo, y un San Sebastián.
A ellas se suman “iconografías más sociales”, entre las que destacan dos desnudos, el de un hombre y el de una mujer, que siguen la estela de El pensador, la conocida obra de Rodin. Asimismo, la muestra incluye otros trabajos como un ochote, representado por las cabezas de los miembros de la coral; una bailarina; un timonel de un barco; y el busto de su padre.
“Son figuras muy agradecidas por el público”, revela el director del espacio sobre unos trabajos que en su mayoría están realizados en bronce, aunque también se puede apreciar alguna escultura realizada en escayola.
Todas son, además, piezas de tamaño medio, condición obligada para poder ser transportadas al museo donostiarra. “Creemos que es importante sacarlas a la luz porque es una tradición del País Vasco que ha estado oculta”, recalca Kortadi sobre una exposición que se podrá visitar hasta el próximo 14 de mayo.