Mikel Sánchez, el tercer clasificado en el concurso Musika km0 de Grupo Noticias, y más conocido en el terreno artístico como M. Sánchez, fue el responsable de que el público de Bilborock se moviera rítmicamente con sus canciones el pasado 22 de diciembre. La mítica sala bilbaína acogió el evento final del concurso musical cuyo propósito era dar a conocer las nuevas voces y músicos de la CAV. En el concierto también participaron la primera y segunda clasificada de Musika Km 0; Amaia Santamaría y Mia Kalo, ofreciendo un evento de lo más variopinto.
M. Sánchez, enfermero de Galdakao de 26 años, actuó en segunda posición después de Mia Kalo. Adscrito a los sonidos urbanos actuales, el joven, que agradeció a su compañero Asier Trueba que le prestara aquel micrófono con el que empezó a juguetear y rapear en casa, confirmó que sus canciones no tienen nada que envidiar, por accesibilidad, ritmo y estribillos contagiosos, a muchos de los artistas más vendidos actualmente, esos que mezclan rap, reggaetón, electrónica y pop.
Vestido con un chándal molón y coronado por una gorra. M. Sánchez, solo acompañado por sus versos, un micrófono y el apoyo de su compañero Chois a los ritmos y segunda voz, empezó con 'Cayenne' -“ahora que estoy subiendo, te preguntas por qué”-, siguió con su pegadizo hit 'Pa que lo baile', antes de concluir su set, “corto pero intenso” en sus propias palabras, con 'Cuenta atrás', otro pelotazo de pop urbano incuestionable con esa declaración de intenciones para 2023 que es “no quiero mirar atrás”.
El de Galdakao había confesado en una entrevista anterior al concierto que su objetivo es “profesionalizarme y tirar para arriba, ya que los sonidos urbanos en Euskal Herria van a explotar en algún momento”. A pesar de que sus ritmos son de lo más urbanos, este joven pretende hacer todo tipo de música en la que pueda “contar cosas sentidas, con ritmo para que la gente las baile”. “La cuestión es identificarte con la música, estés alegre o triste”, asegura.
Sin duda, el concierto en Bilborock fue una ocasión para brillar, para dejar los nervios a un lado y disfrutar del arte escénico. "Conmigo flipan un poco porque soy bastante callado, pero luego se sorprenden al verme en el escenario. Allí me siento a gusto", había asegurado anteriormente.
En sólo tres canciones M. Sánchez inyectó ritmo y movimiento a un concierto de tintes muy variados y emocionantes, pero sin duda, el público pudo flipar con su desparpajo.