Cada vez se realizan más compras por internet por lo fácil y cómodo que es adquirir un producto en unos pocos clics y recibirlo en casa o en un punto de recogida cercano al día siguiente o a los pocos días. Pero en muchas ocasiones se pide que se envíe al domicilio particular (o no permite recogerlo en otro lugar) y cuando llega el repartidor el comprador no está en casa. Cada vez son más los repartidores que llaman por teléfono al propietario para ver si pueden dejar el paquete en un lugar alternativo, pero también los hay que lo dejan en la puerta de casa o sobre el felpudo (o incluso debajo de él, como si así se disimulara su presencia).
Robo a los vecinos
Y claro, un paquete que no deja ver lo que hay dentro puede ser muy atractivo para quien pase por allí o incluso para un vecino, porque podría haber algo muy valioso, con lo que es un riesgo que permanezca ahí un buen rato. Y así pasa lo que pasa, como ha compartido la cuenta de la red social X (antes conocida como Twitter) Líos de Vecinos, que se dedica a mostrar, como describe en su perfil, “líos, broncas y curiosidades de comunidades de vecinos.
“Así andamos”, ha titulado el post, que incluye un vídeo cuyo rótulo ya anuncia lo que va a pasar. “Roba paquete a sus vecinos tratando de que la cámara no la grabe”. Y es lo que sucede. Al parecer se trata de una vecina de bloque que ve que han depositado un paquete junto al felpudo de sus vecinos y, consciente de que hay una cámara de seguridad que podría verla, idea una estrategia para hacerse con el pedido sin ser descubierta.
Estrategia desastrosa
Pero calcula bastante mal y toda su acción queda grabada. Así, se ve cómo primero se asoma a través de una pared y observa el paquete y planifica cómo hacerse con él. Desaparece del plano para pasar por su casa y regresar provista de una escoba. Cogiéndola con la mano por el extremo del cepillo se agacha y acerca el paquete con el palo, creyendo que la cámara no alcanza a grabarla, hasta hacerse con él. Pero se ve todo perfectamente, tanto a ella como la acción que realiza hasta que se lleva el objeto, con lo que a los propietarios no les quedará ninguna duda de quién pudo ser. Eso sí, no se sabe cómo acaba la historia.