Por muchos mecanismos de seguridad que vayan implementando, los robos de coches siguen estando a la orden del día y los delincuentes se las arreglan para poder llevarse un vehículo. El interés suele ser venderlo y hacer un negocio con él o incluso cometer un delito (aparte del propio robo), pero hay quien lo hace por motivaciones bastante más absurdas, como hacer trompos.
Robo en la funeraria
La cosa es todavía más surrealista cuando el vehículo robado es un coche fúnebre, que es todo menos discreto para esos menesteres. Pero ha sucedido en la localidad zamorana de Benavente. El pasado lunes por la noche unas personas a las que todavía no se ha podido identificar entraron a la funeraria La Veguilla forzando la cerradura y partieron una segunda puerta con un extintor para poder acceder al garaje privado y llevarse tanto el coche fúnebre como una furgoneta. Intentaron robar también otro coche fúnebre, pero no fueron capaces de arrancarlo.
La Policía Local localizó el coche fúnebre robado en torno a las tres de la madrugada en la zona de la estación, caído en una zanja rodeado de vegetación y abandonado en un estado próximo al siniestro total. De la furgoneta sólo se localizó una matrícula. Al parecer habían estado haciendo trompos con ambos vehículos.
“Intuimos que tiene que ser cosa de gente joven, porque creo que la gente un poco más mayor tenemos dos dedos de frente para este tipo de vehículos y sector”, afirmaba al programa de Antena 3 Y ahora Sonsoles el gerente de la funeraria, Carlos Caballero, que calcula que las pérdidas pueden rondar los 100.000 euros y que cuando le avisaron de que habían encontrado el coche nunca pensó que pudiera estar tan destrozado. “Yo me iba haciendo a la idea y me imaginaba que el vehículo iba a estar un poco chocado contra una pared. Pero cuando llegamos y vimos dónde estaba y cómo estaba…, la imagen es fuerte”, recordaba.
Dos robos en una semana
La Guardia Civil y la Policía Local de Benavente tratan de esclarecer un suceso que se relaciona con otro hecho sucedido siete días antes, cuando unas personas entraron al mismo tanatorio y robaron 600 euros de una caja de caudales, además de dejarlo todo revuelto. Al echar en falta un juego de llaves, los propietarios decidieron cambiar todas las cerraduras, aunque parece que eso no desalentó a los ladrones, que habrían regresado justo una semana después para rematar la faena.