El ambiente de la plaza estuvo a la altura de la faena de los tres toreros de la tarde. Probablemente, fue uno de los mejores días de la feria de estos sanfermines, tanto por la calidad del ruedo como por el empuje de unas rebosantes andanadas. Roca Rey fue el gran protagonista, dejando una vez más la plaza impregnada de su carisma y valor.
El plato fuerte de la tarde, pues, era el peruano, ídolo de muchas plazas, y también de la de Pamplona. Los vítores y las banderas de Perú en las gradas así lo simbolizaban. Su faena no defraudó con el primer toro, el tercero de la tarde, y consiguió mostrar su valor con una dominación absoluta. Roca Rey consiguió una oreja y al toro de nombre Jaceno se le dió la vuelta al ruedo de forma imprevista. Roberto Domínguez, apoderado de Roca Rey, declaró que consiguió “aguantar los bandazos con una parsimonia que pocos toreros tienen”. De la conexión con el público, remarcó que “no es un torrero que de lo que el público quiere, sino lo suyo”. Además, Roca Rey se presentó con grandes novedades técnicas que sorprendieron a la plaza, y Dominguez recordó que “eso siempre ha caracterizado a las figuras del toreo, renovarse o morir.”
Al final de la corrida llegaba la última oportunidad para disfrutar de Roca Rey estos sanfermines, y la faena del toro Ebanista tuvo sus pequeños sustos. Sin embargo, el torero peruano lograba su segunda oreja de la tarde y salía por la puerta grande.
Miguel Ángel Pereda fue el otro gran protagonista del día, comenzando la tarde de una forma casi perfecta, con un toro Bocinero que perfectamente pueda entrar en el cuadro de honor de las fiestas. Ni siquiera la tardanza del toro en caer pudo empañar una faena que se saldó con una oreja. El propio Pereda afirmó que “había visto opciones con el toro para un inicio fuerte, he apostado por él y ha respondido”. Al contrario de lo ocurrido en el segundo toro de la tarde, Enamorado, el cual se quedó muy corto para lo que buscó Paco Ureña. Además, la espada final se le resistió al torero, quien no tuvo un inicio fácil.
Pereda conseguía con el cuarto toro Dulce hacerse con otra oreja y salir por la puerta grande por tercera vez en Pamplona. El quinto toro, Misigato, daba la oportunidad a Paco Ureña de desquitarse de su primera faena, y conseguía una oreja, pese a ser el torero que menos destacó de la tarde. Juan Diego, apoderado del torero, reconocía que le había tocado un”lote con franqueza pero que le ha faltado vida”. Además, Pereda añadía que había sido una “pena por el pinchazo del primer toro.” El ambiente en la Monumental fue el broche de oro a la actuación de los toreros, con un público entregado, entre los que se pudo ver a Induráin o al Chimy Ávila.