Pese a que su padre, Antonio David, se ha separado de Olga Moreno para comenzar una relación con Marta Riesco, Rocío Flores sigue demostrando que su relación con la ex del guardia civil es muy sólida y que pese a que ya no conviva con su padre su amistad no caduca. De hecho para ella es como si fuera su madre.
Ambas, Rocío y Olga, se siguen dejando ver juntas cada dos por tres, y es tal su complicidad que han decidido dar un paso más, uno de esos que une: operarse juntas. Evidentemente, no es una operación a la que se hayan sometido por salud, sino por estética, algo en lo que Rocío Flores, pese a su juventud (25 años), ya es una experta.
La hija de Antonio David y Rocío Carrasco se ha sometido en los últimos tiempos a operaciones de pecho, bichectomía, aumento del tamaño de los labios, se ha puesto bótox y se ha moldeado la nariz. Ahora, con la llegada de la primavera y la proximidad del verano, ha recurrido a una liposucción para quitarse la grasa sobrante. Un cambio, el de la pérdida de peso, que inició (por obligación) con su participación en Supervivientes (perdió 20 kilos en Honduras) y que después ha intentado mantener.
Y con ella, este lunes, ha acudido a una prestigiosa clínica madrileña Olga Moreno para realizarse el mismo día y a la misma hora la misma operación. Bien es cierto que por un motivo diferente. La andaluza, cuya constitución es delgada, quiere arreglar un problema de descolgamiento de piel en el abdomen que le sobrevino al perder paso también en Supervivientes.