El proyecto para modernizar Rodríguez Arias está pensado al detalle para una renovación integral que el alcalde ha definido como "moderna y elegante". Eso sí, todas las plazas de OTA que existen en la actualidad, un total de 49, pasarán a la historia.
Apenas serán 350 metros lineales en los que se actuarán en esta primera fase pero serán ejemplo para los sucesivos tajos que se acometerán "en la próxima legislatura" ha adelantado esta mañana de martes, Asier Abaunza, concejal de área de Obras, Planificación Urbana y Proyectos Estratégicos.
Entrando al detalle se trabajara en el sector que va desde la plaza Campuzano hasta la alameda de Rekalde y en las confluencias con las Iparraguirre y Máximo Aguirre, esta última actuando también hasta su intersección con Doctor Achúcarro. En total, "6.000 metros cuadrados de superficie del ámbito", ha cuantificado Abaunza.
El asfalto se reducirá a la mitad y estará a la misma altura que las aceras de forma que se genera una plataforma única sin bordillo alguno. Esto permitirá, por ejemplo, que por motivos concretos y en cuestiones puntuales como época de rebajas se pueda cerrar este tramo de la calle a la circulación de coches, salvo garajes, claro.
Al reducir a un carril el tránsito, se ganará espacio peatonal con un aumento del ancho de las aceras hasta los 4,5 metros y la generación de nuevos espacios estanciales, en las intersecciones con otras calles. En consecuencia, se ampliará en casi 1.000 metros cuadrados el espacio destinado a uso peatonal.
ESTÉTICA DE LA CALLE
En cuanto a la estética, la calle tendrá unas características especiales que le darán un sello diferente al resto del Ensanche. Para ello se usarán materiales nobles como el granito para las aceras, la madera, el hierro fundido o la piedra que se usará en el mobiliario. Además, las farolas serán totalmente vanguardistas y sustituirán a las que ahora sobresalen de las fachadas, las cuales serán retiradas. Con ello se consigue "aportar personalidad y singularidad", ha dicho el concejal.
El granito referido será de tres tonalidades, gris claro y oscuro y rosa, un mezcla cromática que generará un juego de ondas que definirán las distintas zonas que se sucedan en la acera.
Se ha pensado también en los árboles. Se plantarán dos especies. Por un lado, arce común, de hoja verde se colocará al borde de las aceras y su tamaño medio supondrá que no crezca en el futuro y evite tapar las fachadas de las viviendas de los vecinos. La otra especie será el arce de Freeman, de tonos rojizos que se ubicarán en los cruces de calles para dar más empaque a estas áreas estanciales
Respecto al mobiliario urbano, éste será de corte clásico y variará ligeramente en los cruces, donde se habilitarán jardineras en acero corten algunas de las cuales incorporarán banco.
Los alcorques irán a juego con las jardineras y los bancos tendrán estructura de fundición y acabado en madera de elondo. Se alternarán dos tamaños de banco (de 1,80 metros y de 55 centímetros de longitud, respectivamente), presentándose en diferentes combinaciones a lo largo de la calle.