Hace apenas 48 horas parecía impensable, pero la administración vasca ve el vaso medio lleno en lo que respecta a la venta de ITP Aero. Un cambio de guión entre la tarde del sábado y la mañana del domingo tiñe de optimismo la llegada de Bain Capital, que ha sellado este lunes la compra de la empresa de Zamudio de manos de Rolls Royce. La operación está acompañada de un memorándum en el que Bain confirma que mantendrá el centro de decisión y el domicilio social y fiscal de ITP en Euskadi. Asimismo, el fondo de EE.UU. asegura que prepara un proyecto industrial "sólido" y que "respetará los puestos de trabajo actuales", que son 1.900 en la CAV.
Falta todavía que estos compromisos con la actividad y el empleo se hagan oficiales a través de un pacto "más robusto" entre los socios, explicó la consejera vasca de Desarrollo Económico, Arantxa Tapia, que valoró positivamente los contenidos recogidos en el memorándum que acompaña a la venta. Esa formalización de los compromisos con los nuevos socios daría luz verde definitiva a la entrada del Gobierno vasco en el capital de ITP, un movimiento que a día de hoy cuenta con todas las opciones de llevarse a cabo.
El propio Bain Capital dejaba abierta la puerta a la incorporación de más acompañantes en esta nueva fase de ITP, que de momento se abre con, además del fondo estadounidense, la guipuzcoana Sapa y el banco de inversión JB Capital. A priori falta músculo industrial en esta terna, un vacío que podría ocupar Sidenor, interesado en formar parte de la alianza y muy alineado con los objetivos de actividad del Ejecutivo vasco. En concreto, la compraventa deja abierto hasta un 30% del capital a la incorporación de nuevos socios, que a día de hoy serían probablemente Gobierno vasco y Sidenor.
"Estamos más cerca. No vamos a decir aun que tenemos un acuerdo con Bain pero vamos por el buen camino", ha dicho Tapia. Aunque en principio el mensaje de Bain es claro, el Ejecutivo vasco mantiene la prudencia. "Pueden aparecer complicaciones en el camino. En estos momentos pinta bien, pero hay que hacer un camino posterior", advertía la consejera.
CAMBIO EL FIN DE SEMANA
Y es que las últimas horas del proceso de negociación de la venta han sido una montaña rusa, hasta el punto que todavía este pasado sábado todo apuntaba a que las intenciones del fondo de inversión norteamericano iban por otro lado.
El propio lehendakari, Iñigo Urkullu, dejó claro el sábado el enfado del Gobierno ante la falta de claridad de Bain respecto a su proyecto industrial y la permanencia de la sede de ITP en Euskadi. El lehandakari puso el acento también que la administración tendrá que tener presencia en el consejo de la compañía para poder seguir de cerca el cumplimiento de estas garantías.
Al final las relaciones con Lakua se han reconducido, si bien Tapia no ha querido aclarar cuál fue el desencadenante de ese acercamiento durante la jornada de ayer domingo, limitándose a explicar el cambio por una cuestión "de voluntades".
Hay que recordar que también está implicado en el proceso el Gobierno español a través del Ministerio de Defensa, que utiliza los motores de ITP en los aviones del ejército. El Ejecutivo de Pedro Sánchez, que dada su condición de principal cliente debía dar su visto bueno a la operación, también había puesto como condición que la sede de ITP continuara en el Estado español, y ha mostrado su satisfacción respecto a las condiciones finales en las que llega Bain.
Otra clave que puede explicar este cambio de sintonía es la propia Rolls Royce. El histórico fabricante británico está interesado en que ITP mantenga su fortaleza ya que es a la vez cliente de la firma vizcaina. "Así nos lo ha transmitido Rolls Royce, que necesita una ITP fuerte", indica Tapia. La propia Rolls ha podido ejercer presión a Bain a la hora de deshacerse de ITP para dar continuidad a la fabricación de motores aeronáuticos. Aquí es importante también la actividad de I+D que rodea a la empresa de Zamudio, que Bain está dispuesto a respaldar.
ITP, clave en el tejido industrial vasco, abre así nueva andadura de la mano de Bain, JB Capital (de Javier Botín, hijo del expresidente de Banco Santander Emilio Botín) y la empresa con sede en Andoain Sapa, de la familia Aperribay (el presidente de la Real Sociedad, Jokin Aperribay, es uno de sus principales accionistas).