En el barrio de Uharka de Arratzu, municipio de marcado carácter rural de la comarca de Busturialdea, es donde Román Mestraitua y su familia elaboran los txakolis que comercializa bajo la marca Urdabai Txakolina. Alrededor de 15.000 botellas anuales que salen de sus tres hectáreas, un área de producción que ansía dar a conocer a las decenas de miles de personas que pasarán por delante de su expositor hoy lunes en Gernika-Lumo. Ya lo han hecho anteriormente, durante largos años. Y es que la feria del Último Lunes de Octubre es una cita “ineludible, un sitio en el que todos queremos estar y donde hay que estar presente”, como asegura. “Es un lugar en el que podemos dar a probar nuestro txakoli a los consumidores, donde dar a conocer el tipo de producto que realizamos y ver lo que gusta. Es un contacto de persona a persona, directa y sin interferencias, del que extraemos conclusiones”, detalla.
Durante los últimos días, este txakolinero ha trabajado a contrarreloj para tener todo atado de cara a la gran cita. Acudirá a Gernika-Lumo sobre las 7.30 y las 8.00 horas, “más que nada para ver que nada falla y que todo está bajo control”, apunta. “Solo tenemos que decorar un poco el stand y darle nuestro punto”, agrega. “En nuestro caso”, el traslado a la localidad foral “es algo bastante más fácil que en el caso de los productores agrarios, que tiene que pensar más lo que llevan a la feria”, afirma. También asevera y tener todo atado a la hora de fijar el precio de cada una de las botellas que elabora. “Hay que tener en cuenta que es un producto nuestro, que se elabora aquí para consumirse aquí. Kilómetro cero, lo que se dice. Y sí es verdad que los costes en producción van subiendo, pero considero que mantenemos un precio ajustado y que para nada es un producto caro o que tiene un precio excesivo”.
Conseguir un premio sería una excelente cosecha del Último Lunes de Octubre. Poner la guinda al pastel. “Eso supondría dar a conocer nuestro txakoli, ver que es un producto privilegiado. Y eso siempre es muy positivo”, indica. La calidad de los txakolis es siempre muy alta, y no suele ser nada sencillo hacerse con unos de los preciados galardones. En todo caso, y se logra premio o no, Mestraitua prefiere que los clientes que acudan a su expositor en la feria “salgan satisfechos tras probar uno de nuestros vinos y que vean que hemos hecho un excelente txakoli. Que compren nuestras botellas y se las lleven a casa tranquilamente. Con eso ya me conformo, lo que queremos es seguir convenciendo al consumidor de que tenemos un buenísimo vino. Pero si cae un premio, mejor que mejor”, apostilla.