Lo del pañuelo verde (casi negro) desde el palco como tercer aviso a Gonzalo Caballero esperamos que lo aclare un bando de la alcaldía o un parte de incidencias de los delegados forales de la autoridad. Pañuelo verde es que se devuelve un toro y sale otro, sobrero. Quizá el que escribe no sabe bien las profundidades del reglamento.
La cosa es que el cuarto toro se quebró la mano izquierda a su salida. Se cambió por el único y reglamentario sobrero. Y este, que veía muy malamente, como ya señaló en el encierro matutino y causó dimes y diretes en los corrales de la plaza hasta el punto de poner en juego la celebración de la función, no lo quiso torear ni de capote ni de muleta Caballero. Fernando Sánchez le dio una lección a su jefe colocando con inteligencia a la media vuelta y el engaño del lidiador por el otro un par de banderillas que será difícil de olvidar. Olé por Sánchez. Pitos para Caballero. Bueno, popurrí de pitos, cada uno, pero todo el personal, a quien le parecía: al toreros, al presidente, al empresario, al peonaje... Solo se salvaron de la pitada los pupilos de Ignacio Remírez. Malos honores para la Virgen de la Paz, patrona de la histórica la villa.
La tarde la salvó y, además, se la llevó de calle el debutante por estos lares Leo Valadez. Muy por encima de toros y circunstancias dio un ejemplo de profesionalidad y, lo que es más importante, de capacidad. Incontestable triunfo del azteca.
Gonzalo Caballero manufacturó, que diría el recordado por estos lares Paco Romera, una faena aseada al dulce y poco brioso primero. En el cuarto, el esperpento. El madrileño, tenedor de muchas razones, tuvo que estar por encima y matar al toro cegato.
Marín ante el primero, terciado y que huyó del capote y que rodó por el suelo tras el primer puyazo. Toro, además, de corto recorrido, venciéndose por ambos pitones. Mala primera escena. Valadez abrió su tarde con largas cambiadas y buen toreo a la verónica. Jaleadas las banderillas en sus dos toros. Sabe darle aire al animal y, asentado, le cuaja una faena con clara superioridad. Estocada arriba y por derecho. Dos orejas. Lo mismo en el sexto. Valadez, sin duda, es un torero con gran futuro. Ayer en Cirbonia, además, hizo de fontanero.
LOS TOROS
- La Castilleja. Seis toros muy dispares de presentación y hechuras. Escasos de fuerza. El 4º, con una mano quebrada, sustituido por otro reparado de la vista y casi ilidiable del mismo hierro. El lote de Valadez, manejable.
LOS TOREROS
- Gonzalo Caballero. Silencio y tres avisos al negarse a matar al cuarto toro.
- Javier Marín. Silencio y silencio.
- Leo Valadez. Dos orejas y dos orejas.
LAS GRADAS
- Presidencia. Un arcano, que a la postre pareció acertado, a cargo Fco. Javier Moreno. Asesorado por Gil Garbayo Pereira Álvarez
- Incidencias. Dos tercios de entrada. Retraso de 15 m. por una larga cola en taquilla. Nuboso. Temperatura agradable.