Rusia acusó ayer a la OTAN de abrir una nueva fase de tensión en sus tormentosas relaciones al alentar los ataques ucranianos contra objetivos en territorio ruso con armamento occidental, postura en la que no hay unanimidad en el bloque aliado. “En los últimos días y semanas los miembros de la OTAN, especialmente Estados Unidos y otros países europeos, han entrado en una nueva fase de escalada de las tensiones. Y lo hacen de manera consciente”, afirmó en su rueda de prensa diaria Dmitri Peskov, portavoz del Kremlin.
Estados Unidos y Alemania no han autorizado aún el empleo de su armamento en las operaciones ucranianas contra Rusia, aunque el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, sí instó a dar luz verde a Kiev, llamamiento que fue secundado esta misma semana por Francia.
El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, considera “injusto” que Kiev no pueda utilizar el armamento occidental para responder a Rusia, pero el primer ministro belga, Alexander De Croo, ya le dijo esta misma semana que los aviones de combate F-16 que entregará a Kiev no podrán ser utilizados en el país vecino.
“Escuchamos muchas declaraciones belicosas”, denunció Peskov, quien lamentó que se mantenga “esa tendencia negativa” por parte de la OTAN. El Kremlin considera que los aliados “provocan de todas las formas posibles la continuación de esta guerra sin sentido”. “Ellos mismos tienen intención de continuar la guerra contra nosotros, guerra en el sentido directo y figurado del término”, afirmó.
Peskov advirtió de que “todo eso tendrá inevitablemente sus consecuencias y, como resultado final, causará un gran daño a los intereses de aquellos países que decidieron escalar las tensiones”. El presidente ruso, Vladímir Putin, amenazó este martes a Europa con “graves consecuencias” para su seguridad en caso de que la OTAN autorice esos ataques.
“Estos representantes de los países de la OTAN, especialmente en Europa, especialmente en países pequeños, deben ser conscientes de con qué están jugando. Deben recordar que, por regla general, se trata de Estados con territorios pequeños, pero densamente poblados”, dijo.
Durante una visita a Uzbekistán, Putin también aseguró que, en todo caso, el armamento de precisión y largo alcance solo puede ser utilizado con la participación de los satélites y las instrucciones de vuelo de los especialistas de la OTAN.
“Esta constante escalada puede tener graves consecuencias y si esas graves consecuencias se hacen notar en Europa, ¿cómo reaccionará Estados Unidos?”, dijo. Y agregó: “¿Acaso desean un conflicto global?”.
EE.UU. se lo piensa
El secretario de Estado norteamericano, Antony Blinken, aseguró el miércoles en Moldavia que Estados Unidos no había “alentado o permitido ataques fuera de Ucrania” Pero, a renglón seguido, afirmó que “Ucrania tiene que tomar sus propias decisiones sobre la forma más efectiva de defenderse” y que Washington apuesta por adaptarse “a las cambiantes condiciones en el campo de batalla”.
Según la prensa estadounidense, el presidente de EE.UU., Joe Biden, se lo estaría pensando a la vista de los avances rusos en la región nororiental de Járkov. Con todo, Washington, al igual que hizo el presidente francés, Emmanuel Macron, solo autorizaría el empleo de su armamento contra objetivos militares –radares y sistemas de misiles–, nunca civiles.
Al respecto, el jefe del Comité de Asuntos Internacionales de la Duma o cámara de diputados, Leonid Slutski, aseguró que “Washington no se propone liderar el proceso de escalada y asumir la responsabilidad por los riesgos del paso a un conflicto global y la Tercera Guerra Mundial”. “Al menos, por ahora”, afirmó y añadió que países como Francia, Reino Unido, Polonia, los bálticos y escandinavos “se precipitaron” cuando defendieron el “derecho” de Kiev a emplear el armamento occidental “tal como lo considere conveniente”.
Según el Servicio de Espionaje Exterior (SVR) de Rusia, el Departamento de Estado norteamericano prepara una campaña informativa para persuadir a los escépticos sobre “la gravedad de la amenaza rusa”.
El objetivo de la campaña sería convencer a los nuevos miembros de la OTAN, Finlandia y Suecia, sobre el peligro de “los apetitos territoriales” de Rusia, no solo en Ucrania, sino también en el mar Báltico, donde el Ministerio de Defensa ruso propuso revisar la frontera.