Ruta inclusiva: Eskibel con Montes Solidarios

Aprovechamos una nueva salida con la gente de Montes Solidarios para acercarnos a una de las ascensiones más típicas y queridas por los vitorianos. Se trata del monte Eskibel, el cual subiremos desde la población de Gometxa

DATOS PRINCIPALES

· Kilómetros: 6,13 km

· Desnivel positivo: 321+

· Duración: corriendo 1:00h / Caminar - correr: 1:30h / Senderismo 2:00h

DESCRIPCION

Antes de llegar a la población alavesa de Gometxa, muy cerca de Vitoria-Gasteiz, se siente de nuevo el sentido de la responsabilidad y la emoción de que un día grande de montaña esta por llegar. No tanto por la entidad de las cimas a subir, ni de la envergadura del recorrido, sino por ir, de nuevo, con la gente de Montes Solidarios. Siempre es un placer y un aprendizaje ir con ellos. Después del gran sabor de boca que nos dejó la salida de hace un par de meses al Bonete de San Tirso, en el sur de Álava, en la Sierra del Toloño (anteriormente Sierra de Cantabria) se nos presentó la oportunidad de repetir ruta y experiencia inclusiva con ellos. En este caso el monte a subir es un clásico de los Montes de Vitoria y uno de los más queridos, al igual que Zaldiarán, por los Gasteiztarrak.

Se trata de Eskibel, que lo vamos a subir desde Gometxa. A pesar de que se trate de un monte sencillo tiene un montón de subidas posibles, bien desde el bosque de Armentia (Vitoria), bien desde Subijana, o desde el propio concejo que pertenece a Vitoria de Eskibel.

Cuando llegamos a la plaza de Gometxa ya está allí la gente de Montes Solidarios esperando y preparando las sillas Joulette, con las que haremos la ruta. Sentadas en ellas están Julia y Maider, con muchas ganas de empezar esta salida y, como no, de disfrutar de ella. Para esta ocasión, además de las sillas, llevamos unas barras direccionales que hacen posible que gente con visibilidad reducida, e incluso invidentes, también puedan disfrutar de esta experiencia en la naturaleza.

Allí esta María, con una sonrisa que no se le quitó en ningún momento, tampoco cuando tuvo que acometer la sorpresa final con la que terminaríamos la ruta.Y es que no solo vamos a subir a Eskibel, sino que también lo haremos a una cima cercana denominada la Picota o Pikozorrotz. Con todo preparado arrancamos con mucha ilusión y muchas sonrisas desde la plaza de Gometxa nuestra ruta.

El comienzo

Los primeros metros son cómodos por una pista ancha que permite que tanto los voluntarios que van delante y detrás, tirando y empujando de las sillas, así como los que van en los laterales para mantener las sillas lo mas equilibradas posibles, vayan bastante cómodos, dentro del esfuerzo que eso supone. Es un tramo de ligera subida por donde avanzamos de forma más o menos rápida y ágil. Tras rodear la Picota, que dejaremos para el final, y después de una ligera bajada, paramos y aprovechamos para cambiar a los voluntarios de las sillas. Es importante hacerlo cada poco con la idea de no fatigar en exceso con relevos muy largos.

Con gente nueva y fresca en las sillas vamos en dirección de la cantera, siempre con pendiente suave pero ascendente. La cantera de Gometxa, que nos encontramos justo antes de tomar el cruce hacia la primera cumbre del día, aunque hoy en desuso, tiene valor histórico. Forma parte de una ventana a un mundo submarino en tiempos donde este lugar era el fondo de un océano. Por eso en sus inmediaciones podemos observar piedras y fósiles marinos.

Trabajo en equipo

Nos toca la parte más dura, por longitud, de la ruta de hoy. Justo tras pasar la cantera y después de un nuevo cambio de voluntarios, el terreno pierde su comodidad y a las duras rampas le tenemos que sumar el terreno, con bastante piedra y zonas más estrechas. Nada para a la gente de Montes Solidarios, tanto a los voluntarios de la barra direccional que van dando instrucciones para que María vaya avanzando con bastante soltura, como a los de las sillas donde Maider y Julia siguen disfrutando, ahora sí, de vegetación verde, flores y arbustos con frutos.

En todo ello un denominador común, el esfuerzo innegociable y la sonrisa que no se va de ninguna de las caras que tengo la oportunidad de observar. Con todo, y tras afrontar la parte más boscosa pero también seguramente más bonita de toda la salida, llegamos a Eskibel (816m) y a las ruinas de su castillo. Toca reponer fuerzas con frutos secos, queso, bocadillos varios... Todo se comparte entre todos y nadie se queda sin echar nada a la boca. Además de solidaridad y dedicación también nos enseñan lo bonito de compartir.

Mientras, disfrutamos de las ruinas, de una torre defensiva y telégrafo óptico que durante las Guerras Carlistas fue construida por las tropas Liberales. Dos objetivos tenía dicha torre, evitar emboscadas de las tropas Carlistas sobre la carretera de suministro Miranda de Ebro - Vitoria-Gasteiz, y asegurar las comunicaciones con la Corte de Madrid mediante una red de torres equipadas con sistemas de señales luminosas.

Sorpresa final

Bajamos de la torre haciendo un ejercicio de valentía, ya que lo hacemos por la parte mas abrupta. Aquí, más si cabe, se ve realmente la labor de los voluntarios. Como una máquina bien engrasada, van resolviendo las zonas más difíciles en un acto de compañerismo unos con otros. Todo con el objetivo de que Maider, Julia y María puedan también descender por estos lugares.

Unos metros más adelante y después de una zona llana, llega la sorpresa que comentábamos al principio: la subida a La Picota (768m) con una rampa extremadamente dura donde cada mano es necesaria para poder subir por ella.

Una vez en la cima y observado el curioso buzón descendemos, ahora ya sí, a Gometxa, donde nos tienen reservada otra sorpresa, a modo de refrigerio, el equipo de Montes Solidarios. Tanto Patricia, nuestra increíble fotógrafa, como yo nos hemos sentido partícipes de esta gran familia y ya adelantamos que no será la última salida de este año con ellos.