En las faldas de Malloak, en Arribe, el domingo estaban de feria, una cita para sacar a la plaza los productos de los baserritarras y artesanos del valle pero también a los vecinos y vecinas de Araitz, como destacaba el alcalde, Juan Manuel Zubillaga, contento con la respuesta. Y es que la mañana de ayer, más larga de lo habitual por el cambio de hora, estuvo muy animada, a lo que contribuyó este otoño veraniego. Prueba de ello, un grupo de talogiles no paró durante todas la mañana y por sus manos pasaron decenas y decenas de talos, difícil calcular una cantidad exacta. Lo cierto es que agotaron sus provisiones de txistorra y tuvieron que salir corriendo a por más. Cada una en su tarea, Maite Huarte, Mari Tere Muguerza, Maialen Muguerza, Uxue Goikoetxea, Izaskun Ezkurdia y Ana Etxarri trabajaron de lo lindo. Además, eran talos solidarios. “El dinero que se recaude se destinará a los proyectos que impulsa la ONG Mundu Zabal”, explicaron.
Y qué mejor para acompañar el talo que sidra, además de Araitz, de seis caseríos del valle: Ieramendi, de Uztegi; Antsonegoikoa, Oxenea y Perunea, de Intza, Dendalborda, de Arribe y Poxtenea, de Betelu; patrimonio vivo de la cultura sidrera de la zona. Previa compra de un vaso por 4 euros, se podía beber todo lo que se quisiera y ayer había ganas. El festival gastronómico continuó con cordero de Araitz al burruntzi acompañado de sidra del valle, como no podía ser de otra manera.
Era la sexta edición de esta cita que busca en poner en valor los productos del valle, saludables y respetuosos con el medio ambiente, productos kilómetro 0 que se alinean con la soberanía alimentaria y la economía circular, según destacan desde Araizko Zaporeak, colectivo surgido en 2017 para dinamizar este valle con el lema Mailopean amestu, sortzen eta errotua, y muchas ganas de mantener vivos estos pueblos.
La feria era también un escaparate del sector primario en Araitz, con puestos de quesos, lácteos, miel, pan, verduras o diferentes artesanías. En esta ocasión se quiso destacar la importancia de la manzana en los caseríos. Por ello, además de la degustación de sidra, hubo juegos infantiles relacionados con esta fruta. Asimismo, los niños y niñas, y también mayores, pudieron realizar paseos a caballo con Ane Zabala por este bonito pueblo, pasado por debajo de su iglesia y junto al lavadero entre otros lugares con encanto de este pequeño concejo de Araitz.
Si la meteorología acompaña, la feria siempre se celebra en Arribe, donde se encuentra el Ayuntamiento de este municipio que también comprende Atallu, Azkarate, Gaintza, Intza y Uztegi, con una población de 512 habitantes según el último censo. Estos últimos años se ha conseguido frenar un descenso continuado de la población en un valle que contaba con cerca de 1.500 habitantes a principios del pasado siglo y pasó la barrera de los mil en la década de 60, cuando muchos vecinos y vecinas se fueron a vivir fuera, sobre todo a Gipuzkoa, por motivos laborales.