Los y las altsasuarras despidieron ayer cinco días de celebraciones con una mirada a la diversidad. Y es que tras el parón por la pandemia, estas fiestas tampoco podía faltar Arroces del Mundo, una fiesta en la que este cereal, el alimento más universal, es la excusa para propiciar el encuentro de diferentes culturas que conviven en la villa. Fue por la mañana en la plaza Zumalakarregi, nuevo emplazamiento de esta cita organizada por el Servicio Anitzartean de la Mancomunidad de Sakana. “Ha sido un acierto, se ha interactuado más que otros años en la carpa de Zubeztia”, apuntó Bego Cestau, técnica de este servicio, que se mostraba encantada con la respuesta, tanto de participantes como de las numerosas personas que se acercaron ayer a esta plaza.
Lo cierto es que se batió récord de participación, con una docena de grupos: Sakana Harrera Harana, Altsasuko Pentsionistak, Marruecos, Senegal, Bulgaria, Rumanía, Bielorrusia, Colombia, Venezuela, Nigeria, Nicaragua y Ucrania. Así, ayer se pudieron degustar más sabores del mundo que nunca en una cita que va más allá de lo gastronómico. Para degustar los platos, por primera vez, se debió pagar un euro, con el que se recibía un plato, tenedor y servilleta; un precio simbólico con el que se pretendía generar menos residuos.
BIENVENIDA INSTITUCIONAL
En el marco de este encuentro se llevó a cabo un acto de bienvenida institucional a personas procedentes de diferentes lugares del mundo que viven en Altsasu desde 2020. Si bien estaban invitadas en torno a 80 personas, acudieron una veintena, a quienes los gigantes bailaron en su honor. El alcalde, Javier Ollo, destacó que desde el pasado siglo, Altsasu “es un pueblo que ha sabido acoger a muchas personas venidas de otros puntos del Estado y también desde principios de este siglo a personas procedentes del extranjero”.