Bien presentada, con movilidad y manejable corrida de Fuente Ymbro en la segunda función de la Feria del Toro. El encierro lució astifinas y hermosas arboladuras, haciendo más plaza que en el Gas y en la carrera matutina. Daniel Luque cuajó de notable y comprometida manera al abreplaza Comisario, un buen tío del envío gaditano. El toro se empleó en un sedoso capote del sevillano y cumplió en varas. En la muleta se comportó noble y con humillación, pero dándose importancia. El torero lo entendió y puso los mismos argumentos. Buena faena para público general y más aún para profesionales. La estocada no fue de diez, pero más que apta, arriba, como para oreja. Un trofeo que no concedió el de la chistera. No se leyó lo más fácil del reglamento y de entender: Oreja si lo pide de modo mayoritario el público. Más aún, teniendo en cuenta que las posaderas y gaznates de la parroquia todavía no estaban calientes. Bronca al palco. Merecida. Vuelta al ruedo de Luque exigida por el público como desagravio.
El cuarto, Impositor, otro negraco de generosa cuerna, se acomodó pidiendo mando cerca de las rayas del tendido 5. Alli, Luque le plantó cara y los domeñó tapándole sus querencias a base de mando y de circulares por el pitón derecho. Al natural, desgranando algunas dudas y parones, Luque, muy efectivo, se volvió a ganar el favor del público. Pinchazo y estocada algo desprendida. Había acumulado más méritos en su primero. Cosas que pasan en los toros. Como que el palquero ya tiene suficiente con escuchar música de viento una sola vez. Primera faena de oreja no concedida y segunda, premio sin mucho peso.
José Garrido, que solo su buen hacer en San Isidro tenía cierta justificación para volver a Pamplona tras naufragar con la corrida de La Palmosilla de 2019, le echó ganas solo al final con el tercero, un desordenado Enmudecido. El esfuerzo postrero lo emborronó con los aceros: espada y verduguillo. Ante el 5º, Infortunado, curró lo suyo, con labor larga por ambos pitones. Subió el tono al final con bernardinas valientes, dejando galopar al toro. Estocada trasera y orejica, diremos. Buen toro que mereció más artística respuesta. Pero bueno...
Álvaro Lorenzo debutó con buenas maneras en esta plaza. Aprovechó la entrega humillada y templada de Cazador, a pesar de que en los primeros tercios, y cuando se supo podido en el último, cantó la gallina. El diestro toledano, asentado, templado y suave, le fue manufacturando una faena que, sin llegar a entusiasmar, gustó por su pulcritud. Ya el toro en los medios de sol, unas bernardinas, bien resueltas con dos luquecinas, y un espadazo algo caído, le valieron una oreja.
Álvaro Lorenzo cerró la función ante un Guardés, algo vareado, pero hecho un atleta de proporcionada lámina. Media tonelada exacta. Ningún exceso. Al relance, el piquero Francisco Javier Sánchez se agarró con precisión y eficacia. Y buen tercio de banderillas a cargo de Revuelta y Fernando Sánchez Toro con su poder y desórdenes, pero con correa como para ganarse mucha reputación y salir a hombros. Lorenzo ni supo ni pudo. Además, cerró la tarde con un soberano bajonazo.
Los toros
Ganadería. 6 toros de Fuente Ymbro. Bien presentados. Cumplidores o dejándose en dos puyazos. Con calidad e interés el 1º. Sin terminar de entregarse el 2º. Manso el 3º, pero desarrollando buen juego en la muleta. El 4º, idem que el 3º. El 5º y 6º, con brava movilidad y manejables.
Los toreros
Daniel Luque. (Blanco y oro). Mayoritaria petición y vuelta al ruedo; y oreja.
José Garrido. (Blanco y oro). Silencio tras aviso; y oreja.
Álvaro Lorenzo. (Grana y oro). Oreja; y silencio.
Las gradas
Presidencia. A cargo de Xabier Sagardoy. Asesorado por Josetxo Gimeno y Pilar Navarro. Antirreglamentario al no conceder una oreja del 1º. El resto de la corrida puso el listón de premios muy bajo. Mal. Fue abroncado.
Ambiente. Casi lleno. Tarde veraniega y buen ambiente.