Los debates entre Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo en el Senado han adquirido una relevancia especial en los últimos meses por ser el único foro en el que el presidente del Gobierno español y el líder del PP han podido confrontar directamente, dado que el político gallego no tiene la condición de diputado. El último choque dialéctico entre ambos de este año llegó ayer en pleno incendio por el veto del Tribunal Constitucional precisamente a la acción legislativa de la Cámara Alta. Sus respectivas intervenciones sirvieron para ratificar la distancia sideral que les separa: Sánchez acusó al PP de “seguir recortando derechos por la puerta de atrás” cuando pierde las elecciones, utilizando la mayoría conservadora y con el mandato caducado del TC. Feijóo reclamó por su parte la convocatoria de elecciones.
Al contrario que sus anteriores confrontaciones en el Senado, la de ayer fue vertiginosa y se ventiló en apenas 20 minutos. El Pleno de la mañana en el Congreso ya había acogido un duro debate entre Sánchez y la bancada del PP sobre esta misma cuestión. Poco importaba la pregunta que propició su comparecencia vespertina en la Cámara gemela, referida a sus “incumplimientos” y redactada a raíz de la propuesta de ERC de celebrar un referéndum en Catalunya. Feijóo abrió el fuego acusándole de “legislar en favor de sus socios” y le afeó la reforma de los delitos de sedición y malversación en el Código Penal. Dicha reforma pasará hoy el filtro del Senado en una votación que Moncloa pretendía aprovechar para introducir un cambio en la elección de los miembros del TC, cuatro de los cuales alcanzan casi un lustro con el mandato caducado.
El presidente del PP rebautizó el libro firmado por Sánchez y le acusó de actuar en base a un “manual de obediencia al independentismo”. “Prometió no indultar, luchar contra la corrupción...”, lo que a su juicio ha incumplido, por lo que reprochó que “ustedes tienen tanta credibilidad como rigor en su técnica legislativa”. Preguntó “cuál será su última cesión” y, respecto a la consulta planteada por ERC, planteó si “tiene usted ya una fecha para celebrarla”. “¿Va a seguir con el independentismo o se va a pasar alguna vez al constitucionalismo?”, concluyó el popular su primera alocución.
Sánchez respondió que en Catalunya se han celebrado dos referéndums y una declaración unilateral de independencia con el PP en Moncloa y deslizó varias de las ideas que han presidido el debate político en los últimos tiempos: que él es un presidente legítimo “por la confianza depositada por los españoles” y que el PP actúa a las órdenes de lo que denominó “los poderes que les arropan y les dirigen”, que “cada vez están menos ocultos” y que han conseguido hurtar al Senado “la capacidad de legislar”.
“Han llegado demasiado lejos”, censuró, con el “hito” logrado en los nueve meses de Feijóo como presidente del PP de “enmudecer a las Cortes Generales”. “A pesar de que intenten que el Parlamento no hable, el Parlamento va a hablar, alto y claro”, zanjó Sánchez, provocando los aplausos de su bancada y entre los continuos llamamientos del presidente del Senado, Ander Gil, para que sus señorías guardaran silencio durante las intervenciones.
Efectivamente, tras la decisión adoptada por el Pleno del Constitucional en la noche del lunes por seis votos (de los conservadores) a cinco (de los progresistas) de paralizar cautelarmente, por primera vez en democracia, una votación en el Senado prevista para hoy, el PSOE ha optado por impulsar junto a sus socios una proposición de ley con el mismo objetivo que las enmiendas tumbadas: cambiar el sistema de elección de los candidatos al TC que nombra el CGPJ, y acabar así con el bloqueo de más de cuatro años.
Gobierno en llamas
El debate en el Senado prosiguió con las últimas intervenciones de sus principales protagonistas. Alberto Núñez Feijóo pidió a su interlocutor que “deje de provocar y de descalificar al TC” y le acusó de “pisar el acelerador de la degradación institucional”, por ejemplo con el intento de “colar una reforma del poder judicial por la puerta de atrás”. “Su Gobierno está en llamas”, espetó a Sánchez, y le acusó de “querer la sumisión de los poderes del Estado”.
Pese a esta diatriba, el popular aseguró tener “la mano tendida” y le pidió que “convoque elecciones y hablamos de verdad, sin límites”. “Recapacite, tiene capacidad de volver a la Constitución”, prosiguió, y concluyó con una última crítica: “El señor Sánchez del año 2019 no votaría al del año 2022”.
“Menos mal que no venía usted a insultar a la política nacional”, comenzó Pedro Sánchez la intervención que puso punto y final al debate entre ambos. Reprochó a Feijóo su “particular forma de interpretar al Constitución”, ya que frente a la disposición de que “todos los españoles son iguales ante la ley”, para el PP los únicos españoles buenos son los que le votan.
Les acusó de no respetar el mandato del CGPJ cada cinco años y el del TC cada nueve años –“si son propuestos por el PP es un mandato imperecedero”, dijo–. Puso de relieve el “problema” del líder de la oposición, que se han “desmoronado todas sus estrategias”, en referencia al “apocalipsis económico, bajar impuestos y el apocalipsis político”. Sánchez resumió que “hablamos de consolidar o recortar derechos”, ya que “cuando no tiene mayoría va al TC”. “No se lo vamos a permitir, han llegado demasiado lejos”, zanjó.