En un contexto de agitación de las calles por parte de la derecha española en contra de su investidura, Pedro Sánchez ha centrado este miércoles su largo discurso en el Congreso en justificarse, en defender su candidatura a la presidencia española como muro de contención contra la derecha y los retrocesos en las libertades que podrían llegar de su mano, y argumentó la necesidad de una amnistía para el proceso soberanista catalán. En ese contexto, no hubo referencias al autogobierno futuro, al nuevo estatus para los vascos, a la espera del cara a cara con el PNV previsto para este jueves. Sí citó una vez a Euskadi. Lo hizo para defender la cesión de competencias del Estatuto actual, para recordar que el PP también las hizo y quitarse así la presión, ahora que se invoca como una traición al Estado la futura transferencia del régimen económico de la Seguridad Social. En concreto, el socialista reprochó al PP que en su momento “entregó competencias a los gobiernos del País Vasco y Catalunya cuando necesitaron los votos del PNV” y de los nacionalistas catalanes.
“Cuando la derecha llega a acuerdos con los nacionalistas, es un pacto de caballeros. Si es la izquierda, es una traición a la patria”, lanzó Sánchez. Recurrió a la ironía para decir que ninguna de esas concesiones “corrompió España”, sino que avanzó en un Estado “descentralizado” como lo sería el español.
Sánchez evitó citar, al menos en su discurso inicial, la Ley de Cohesión Territorial para uniformizar servicios que aparece en el programa socialista y que el PNV ha criticado desde la campaña electoral. Pero sí insistió en la “cogobernanza” y mencionó otra medida que había señalado el PNV por su potencial recentralizador, la “reducción drástica de las listas de espera sanitaria”. Como ya hizo con otras medidas en campaña electoral, él mismo reconoció que es “consciente de que es competencia de las comunidades autónomas”, pero añadió que no puede “cruzarse de brazos” y lo abordará con los territorios. El PNV ha conseguido amarrar negro sobre blanco en el pacto con el PSOE introducir una cláusula foral en las leyes que afecten a competencias vascas, a modo de salvaguarda, de modo que sus palabras pusieron en guardia al PNV no por el contenido de una medida que se comparte y donde ya actúa Euskadi, sino por el discurso justificador de la recentralización. Por otro lado, no hubo menciones a un nuevo pacto territorial en materia de autogobierno.
En el capítulo de la vivienda, expuso varias ayudas económicas pero no entró en el debate de la declaración de zonas del mercado tensionado, que es uno de los puntos clave que habían motivado la discrepancia con el PNV y el eventual recurso del Gobierno vasco al Constitucional. Sí puso sobre la mesa la gratuidad del transporte para menores de edad, jóvenes y parados, que suele generar fricciones con las comunidades, aunque en este caso parece que la vocación de la medida es abordarla con ellas y los ayuntamientos.
Feijóo y la hoz y el martillo del PNV
Euskadi salió también a relucir en el discurso del presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, pero en una clave electoral para arañar respaldos al PNV y afearle sus pactos con el PSOE y un Sánchez que, según él, no citó una sola vez a Euskadi. Es una afirmación inexacta, aunque tiró de ese hilo para defender que él “siempre” nombrará a Euskadi en sus discursos, y el PP “ocupará el hueco” que ha dejado el PNV en suelo vasco. También negó que la mayoría de Sánchez sea progresista, a no ser que “el PNV haya cambiado el tractor por la hoz y el martillo”. Y le lanzó que lo que diferencia al actual PNV de Ibarretxe es que “al menos, él tenía un plan”.