No hay más que echar un vistazo a las diversas encuestas publicadas el pasado fin de semana por los principales medios estatales para darse cuenta de lo arriesgado de la jugada electoral de Pedro Sánchez. Y es que las perspectivas no son nada halagüeñas, ni para el PSOE ni para el espacio a su izquierda, y todos estos sondeos vaticinan una mayoría absolutísima de la suma PP-Vox.
Darle la vuelta a esta tendencia en poco más de mes y medio parece una misión casi imposible, pero con Sánchez no se puede dar nada por descontado, ya que ha sido deshauciado en numerosas ocasiones y, hasta la fecha, siempre ha logrado sobrevivir.
Con su ya de sobra conocida capacidad de resistencia, el líder del PSOE no tira la toalla y encara desde ya el nuevo escenario electoral que él mismo ha propiciado y en el que se juega su devenir político a una sola carta. Para ello, el presidente español confía en varios elementos, como en la volatilidad del electorado, en lo imprevisible de una votación en pleno verano y en los buenos datos de la economía, con un mes de mayo de récord en el ámbito laboral.
En resumidas cuentas, esta convocatoria anómala de las generales es un todo o nada en el que el líder del PSOE apuesta todo su capital político y compromete a corto plazo el futuro de su partido y, en general, de toda la izquierda española.
Y, sin embargo, al analizar con detenimiento el escenario abierto tras el 28-M, la decisión adoptada por Pedro Sánchez es un mal menor que le evita prolongar su agonía hasta finales de año. Y aunque pierda el pulso electoral frente a la entente PP-Vox, no es lo mismo para el PSOE pasar a la oposición con 120 o 130 escaños en julio, que con menos de un centenar en diciembre. Y nadie puede descartar que Sánchez logre aguantar el liderazgo en su partido y se consolide como líder de la oposición en un escenario de victoria de la derecha y ultraderecha el 23-J.
Todavía más complicadas están las cosas en el espacio a su izquierda, que todavía no ha resuelto si concurre en una única lista en julio. La convocatoria anticipada parecía que obligaba a Sumar y a Podemos a un pacto exprés para la unidad del espacio pero, una semana más tarde del anuncio de Sánchez, las negociaciones están completamente bloqueadas por los vetos cruzados entre los actores, con Más Madrid y Compromís muy reticentes a la inclusión de los morados en la candidatura de Yolanda Díaz.
Otra consecuencia que ejemplifica bien el riesgo de la jugada de Sánchez es la vertiente europea, ya que el presidente español ha apostado también su prestigio en la UE al abrir la puerta a que buena parte del mandato rotario europeo de medio año quede en manos de Alberto Núñez Feijóo, si es que éste logra alzarse con la victoria.
Una decisión casi personal
Lo que ha quedado claro es que la decisión del líder del PSOE fue tomada casi individualmente, tras consultar los posibles escenarios con un núcleo muy reducido de personas durante la madrugada de la noche electoral.
“Fue la alternativa elegida para intentar movilizar a los votantes de izquierda que el domingo pudieron constatar que la amenaza de que Vox pase a ser decisivo en la toma de decisiones del Gobierno de España es muy real”, señalan a Efe fuentes de La Moncloa, dando a entender que Sánchez va a plantear toda la precampaña y la campaña en agitar el miedo a la ultraderecha.