"A todos los ministros que han salido mi enorme gratitud. Ha sido el Gobierno de la emergencia sanitaria. Esta nueva etapa implicaba nuevos equipos que yo he querido que tuvieran tres componentes: que estuvieran vinculados con la política local, personas más jóvenes pero con experiencia y una aportación más feminista a la composición del Gobierno. Necesitábamos cargar las pilas y rejuvenecer. No son ceses, son cambios. Vamos a tener el Gobierno con más ministras de la Unión Europea". Así ha justificado Pedro Sánchez la remodelación con la que ha pretendido reconciliarse con el PSOE, donde prepara también una revolución a nivel de partido en el Congreso Federal de octubre. En su primera entrevista tras este cambio en el Consejo de Ministros, el líder socialista ha evitado razonar los relevos limitándose a señalar el buen hacer de dirigentes como José Luis Ábalos, Carmen Calvo –de quien no ha desvelado si le propondrá para presidir el PSOE o el Consejo de Estado–, Arancha González-Laya, o el de su gurú Iván Redondo. El cambio de piezas alcanza incluso a la Secretaría de Comunicación, con la salida de Miguel Ángel Oliver, cargo que recogerá alguien con un perfil político, el exdiputado del PSC Francesc Vallés.
Sí ha tenido un recado para el ministro de Consumo, Alberto Garzón, a cuenta de la polémica por el consumo de carne. "Un Gobierno progresista no puede engañar a la ciudadanía y trasladar este mensaje al sector de la agroalimentación", le ha criticado, sin despejar la incógnita de si le hubiera cesado de ser miembro socialista.
Sánchez ha preferido centrarse en la necesidad de emprender la tarea de "reconstruir, recuperar y modernizar la economía", y en censurar la actitud de la derecha. "Tenemos una oposición furibunda, que se basa en decir no a todo y en el váyase, señor Sánchez", ha afeado el presidente español, quien ha instado al PP a "tener una relación más constructiva y cordial". "España lo que necesita ahora mismo es estabilidad para apuntalar la recuperación y el PP lleva bloqueando la renovación del organismo de los jueces desde que perdió las elecciones", ha recordado Sánchez. Y ha argumentado: "Es hora de fajarse en la gestión de los fondos europeos y de unas reformas para una transición verde, inclusiva y digital". Tarea en la que se congratula de tener como ministra a Nadia Calviño. "Es un honor contar con ella para la recuperación económica y para la transición digital, que debe desparramarse por las pymes, el sistema educativo y en el capital humano".
El líder socialista ha aprovechado para incidir en que comprende que genere "reparos" la decisión de haber indultado a los presos soberanistas pero era "necesario". Es una medida "parcial, que mantiene su inhabilitación y condicionada", ha reseñado, al tiempo que insta al Govern a "abrir un proceso de diálogo con la parte de Catalunya que no comulga con su hoja de ruta". "Cualquiera puede defender sus ideas pero respetando la legalidad democrática", ha zanjado Sánchez, sin ahondar en la mesa de diálogo bilateral que arrancará en septiembre.
"CUBA NO ES UNA DEMOCRACIA"
Respecto a los acontecimientos en Cuba, ha admitido que "Cuba no es una democracia –sin citar la palabra dictadura– pero la comunidad internaconal, sin injerencias, debe ayudar a encontrar el camino del progreso y la prosperidad".
Asimismo, se ha felicitado del alto ritmo de vacunación en el Estado y de que, pese al repunte del virus, "el negacionismo sea ínfimo".