El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha llegado este domingo a Pekín en la primera escala de un viaje a China con el que pretende afianzar la que considera ya una estrecha relación política y comercial bilateral y en medio de las tensiones arancelarias entre el país asiático y la Unión Europea.
No será hasta este lunes cuando el jefe del Ejecutivo comience su agenda oficial en Pekín, que se prolongará hasta última hora de la tarde para desplazarse después a la segunda etapa del viaje, Shanghái.
En Pekín desarrollará la parte más institucional de la visita, ya que será recibido por el presidente chino, Xi Jinping, y se reunirá también con el primer ministro, Li Qiang, y el presidente del legislativo, Zhao Leji.
Viaje junto a empresarios
También inaugurará el IX Foro España-China y una reunión del Consejo Asesor Empresarial (del que forman parte 15 firmas del Estado y 21 chinas), y tendrá reuniones con representantes de compañías del país asiático.
La parte económica y comercial, que será igualmente el eje de su agenda en Shánghái, es una de las prioridades de esta visita en la que el presidente del Gobierno viajó desde Madrid acompañado por un grupo de empresarios.
En concreto, directivos de las empresas Cepsa Química, Isdin, Osborne, Técnicas Reunidas, Roca, Grupo Jorge, Benito Urban y GRI Renewable Industries, a los que se sumaron responsables de la CEOE y de la Cámara de Comercio de España.
La relación comercial con China ronda los 50.000 millones de euros anuales y hay un 'stock' de inversiones chinas en el Estado de 10.000 millones, y 5.000 millones de inversiones españolas en el país asiático.
Existe un gran déficit comercial español, ya que según datos de la Fundación Consejo España-China, las importaciones desde territorio chino sumaron en el primer semestre de este año 20.746 millones de euros mientras que las exportaciones a ese país fueron de 3.474 millones.
Preocupación en el sector porcino
El Gobierno aspira a paliar esa relación asimétrica tanto del Estado como de la Unión Europea con China en plena tensión arancelaria entre este país y los Veintisiete por la investigación de Pekín por competencia desleal contra importaciones de carne de cerdo y derivados procedentes de territorio europeo en respuesta a los aranceles de Bruselas a los vehículos chinos.
Por ello, el Ejecutivo desearía que se recondujera la relación y se evitaran guerras comerciales que cree que perjudican a todos y que preocupan de forma especial al sector del porcino, en el que se asegura que la posible decisión final de China empieza a notarse ya en la actividad de las empresas importadoras de estos productos.