Las conclusiones de la cumbre de la OTAN en Madrid dibujan un panorama nada halagüeño en la seguridad internacional y la geopolítica, más si cabe para unos países europeos que están sufriendo las consecuencias de la guerra en Ucrania y las crecientes hostilidades con Rusia. Así las cosas, en la Alianza Atlántica se ha impuesto estos días la tesis de que es necesario un importante refuerzo de la inversión en Defensa y el Estado español no es ajeno a dichos planteamientos.
Por ello, Pedro Sánchez se ha comprometido con sus socios de la OTAN a pasar del gasto actual del 1% del PIB en Defensa a uno del 2% en el plazo de siete años, compromiso que no ha gustado a sus socios de Unidas Podemos y de la mayoría de investidura. Por ello, Sánchez mira ya a la derecha para sacar adelante las nuevas previsiones presupuestarias y pide apoyo a todas las formaciones parlamentarias para cuando el proyecto se lleve al Congreso de los Diputados. En paralelo, en el ámbito de las consecuencias económicas, Sánchez pidió a los ciudadanos que estén preparados ante “cualquier escenario”, en alusión a un hipotético corte en el suministro del gas por parte de Rusia, opción que le parece factible y que algunos ámbitos sitúan en invierno u otoño.
Pero antes, en una comparecencia en la jornada final de la cumbre en Madrid, el presidente español reclamó a todo el arco parlamentario aparcar “cuestiones ideológicas” y dar su visto bueno a las conclusiones del cónclave militar, en el que cree que el Estado español “ha fortalecido su imagen de seriedad, solvencia y compromiso con los aliados y ha reforzado su posición en el escenario internacional”.
Dichos acuerdos y compromisos conllevan el aumento generalizado del gasto militar, y Sánchez aseguró al resto de líderes occidentales que su Gobierno ya camina en la dirección de conseguir el objetivo de un gasto en defensa correspondiente al 2% del PIB. El presidente socialista había avanzado la intención de ir aumentando ese gasto aunque no fuera posible cumplir la fecha de 2024 que la OTAN había fijado en un primer lugar. Ahora, el plazo es 2029; es decir, siete años para duplicar el dinero público destinado a Defensa y Seguridad en los Presupuestos estatales. Cabe destacar que esta obligación no es solo con la Alianza Atlántica, sino también con la Unión Europea.
Por tanto, siempre que Moncloa cuente con los apoyos necesarios, se producirá en los próximos cursos dicho aumento del gasto en Defensa y, en esa vía, Pedro Sánchez avanzó que en las próximas Cuentas para 2023 ya se reflejarán los compromisos adquiridos en la cumbre. “Quiero un acuerdo de país”, anunció de cara a los partidos, a los que les reclama sentido de Estado en esta cuestión.
Los socios no están por la labor
Pero por el momento, los socios habituales de Sánchez no están por la labor de respaldar esta vía, como dejaron bien claro ayer jueves en Unidas Podemos. “No lo apoyaremos”, zanjó el dirigente morado Jaume Asens, abriendo así un nuevo conflicto interno en el Gobierno de coalición. Podemos tampoco respaldó en las Cortes estatales las conclusiones de la cumbre. Por tanto, los socialistas ya miran a la derecha del tablero para sacar adelante los futuros gastos expansivos en Defensa y todo apunta a que podrán encontrar interlocución en el PP. La secretaria general de los populares, Cuca Gamarra, expresó ayer jueves la disposición de su partido a duplicar el gasto en Defensa y, no solo eso, sino también a respaldar el despliegue de Estados Unidos en la base de Rota (Cádiz) acordado con Joe Biden.
Gamarra exige sin embargo que el Gobierno español tenga primero una postura conjunta de PSOE y Unidas Podemos, “porque si no es así estaría en cuestión la posición de Estado”. Por último, Gamarra reveló que la ministra de Defensa, Margarita Robles, ya ha contactado con el PP para abordar estas cuestiones.