El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, ha pedido mirar atrás, al ejemplo de una pandemia que ya estamos superando, para afrontar el futuro con fortaleza, a pesar de las dudas que genera la carestía o la incertidumbre de una guerra como la de Ucrania.
Sánchez ha hecho esta petición durante la presentación del libro "El año de la pandemia. Del estado de alarma al inicio de la vacunación" de su exministro de Sanidad, Salvador Illa, a quien han arropado excompañeros y casi la mitad del actual Gabinete de Sánchez en la Casa de América de Madrid.
"El momento más oscuro es el que precede al amanecer", ha dicho el presidente para pedir a los españoles que, cuando les acechen las dudas, confíen en sus propias fortalezas. "Ahora es una guerra en Europa, antes fue la pandemia", ha dicho el presidente para añadir acto seguido que Putin no eligió por casualidad que la guerra fuese ahora.
El presidente español ha dicho que es consciente de la incertidumbre "exactamente igual" que cuando apareció el virus, pero ha remarcado que "lo importante es tener claro el rumbo" y ser fiel a los principios. En ese sentido ha señalado como objetivo que los trabajadores no sufran y que aumente la competitividad.
"Nuestro estado del bienestar tiene que salir de estas crisis mucho más fuerte de lo que entró", ha asegurado Sánchez.
Además, con motivo de la presentación del libro, el presidente español ha ensalzado "el temple" y la "capacidad de trabajo" y de diálogo de Illa, con quien ha recordado que compartió comidas y cenas a deshoras "en mitad de la niebla de una guerra contra la pandemia".
Sánchez ha reconocido que todos los españoles -y también él- dudaron de si en algún momento la nueva normalidad iba a ser realmente como la previa a la pandemia y si "volveríamos a abrazarnos" en un país "alérgico a la distancia y que busca el cariño en el contacto humano".
El presidente del Ejecutivo ha asegurado que, para convencer a los españoles de las restricciones, hacen falta más cualidades que tener razón como las que, a su juicio, su exministro reúne: capacidad de convencer, de persuadir y tomar medidas proporcionales. "He admirado siempre mucho tu temple", le ha dicho Sánchez a Illa.
De él ha dicho además que pese a entregarse "hasta la extenuación" tuvo que sufrir el lado más amargo de la política: "el de la incomprensión y los insultos a un hombre bueno que jamás perdió la compostura ni el afán constante de dialogar con todos".
Sánchez ha agradecido a Illa, ahora primer secretario del PSC en Catalunya, que aceptase ser su ministro de Sanidad "un viernes 10 de enero antes de la hora de comer", en un momento en el que "nadie podía imaginar la entidad de la prueba a las que nos íbamos a ver enfrentados".
Y más, ha incidido Sánchez, cuando el Ministerio de Sanidad había perdido "músculo administrativo de forma alarmante" como consecuencia de que muchas de las competencias se habían trasladado a las comunidades autónomas. Fue, según el presidente, "casi" como empezar desde cero, aunque no del todo, gracias a la ayuda del epidemiólogo Fernando Simón.
"Tuvimos que requisar respiradores hasta de las plazas de toros", ha explicado el presidente, que asegura que en la vacuna estaban todos los anhelos, esperanzas, la rabia contenida y todo el dolor.