Aunque ce con otras formas, el PSOE prosigue con su revolución autonómica en busca de recuperar poder territorial y, después de hacer caer a Juan Lobato en la Comunidad de Madrid, esta vez han sido Juan Espadas y Luis Tudanca quienes se han visto empujados a dar un paso al lado en sus feudos, Andalucía y Castilla y León, respectivamente. Una apuesta estratégica de Pedro Sánchez que pretende no solo dar un revolcón a las expectativas en estas comunidades, sino también marcar los derroteros internos del propio Partido Socialista a medio y largo plazo.
Espadas ha anunciado que no optará a la reelección como secretario general del PSOE andaluz para que el partido disponga de “un revulsivo” en estos momentos y para que haya una candidatura “ganadora” en las próximas elecciones andaluzas en un escenario donde los sondeos refuerzan la mayoría absoluta del dirigente del PP Juanma Moreno. Todo apunta a que la precandidatura a la que respaldará será la de la vicepresidenta primera del Ejecutivo español y ministra de Hacienda, María Jesús Montero. Lo hace después de un “proceso de reflexión largo y sereno” y bajo la misma responsabilidad que le llevó en 2021 a dejar la Alcaldía de Sevilla. Espadas ha tratado de enviar un mensaje diferencial a quienes están instalados “y entretenidos en dividir”, dejando claro que siempre ha pensado en un “proyecto colectivo” para el PSOE porque si hubiera pensado en uno personal seguiría siendo regidor de Sevilla, cargo que abandonó para luchar en unas primarias contra Susana Díaz.
Distintos miembros del Gobierno del Estado elogian la figura de la vicepresidenta Montero pero recuerdan que son los militantes socialistas los que eligen a los líderes del partido. Con todo, Moncloa considera que es “perfectamente compatible” poder desempeñar y desarrollar distintas funciones recordando que existe una larga hemeroteca de dirigentes de partidos que por ejemplo eran presidentes autonómicos y además secretarios generales de su formación. Eso sí, Montero lleva ahora en el Ejecutivo una cartera, la de Hacienda, que maneja asuntos de una índole especial como la financiación singular para Catalunya.
Por su parte, en Castilla y León será Tudanca quien ceda el testigo después de varias semanas en las que sopesaba presentar batalla a la apuesta de Ferraz, aunque ha precisado que después de un tiempo de reflexión y diálogo con miembros del PSOE, incluido el que seguramente será su sucesor, el alcalde de Soria, Carlos Martínez –con quien ha hablado casi a diario–, se había podido generar “otra expectativa” sobre su decisión. Argumenta ahora que antepone “la unidad” a la confrontación y que “siempre” ha pensado que en el juego de los conductores que se dirigen hacia un choque, el que gana realmente es quien “giraba antes” el volante para evitar la colisión, por lo que pide preservar el ambiente interno en el PSOE de Castilla y León, que atribuye a su gestión integradora en los últimos diez años. “Mis adversarios están fuera del PSOE”, ha remarcado en varias ocasiones, recordando que bajo su gestión el partido rompió un “techo de cristal” electoral al ganar en 2019, aunque no pudo gobernar por el pacto entre PP y Ciudadanos que encumbró a Alfonso Fernández Mañueco.
Reproche del PP
Desde el partido de Alberto Núñez Feijóo critican la “pasarela” de ministros del PSOE hacia las candidaturas autonómicas, como ya ha ocurrido con Óscar López en Madrid. El portavoz Borja Sémper ve como una “degradación institucional” utilizar la proyección pública de los miembros del Gabinete, una práctica “demencial” por la que se usan las instituciones para que los futuros candidatos socialistas “hagan campaña”, lo que puede “entorpecer” las relaciones de sus distintos departamentos con los gobiernos para los que se postulan, ahora en manos del PP.