Al Gobierno de Pedro Sánchez se le empiezan a ver las costuras aunque ha logrado salvar los muebles al filo de la navaja después de que Junts haya llevado al límite la negociación para convalidar los primeros decretos y, tras mantener su negativa durante toda la jornada, optar finalmente por no votar con el usufructo de acuerdos de gran trascendencia. El partido de Carles Puigdemont ha arrancado la delegación integral de las competencias en inmigración de forma inmediata y la publicación de las balanzas fiscales, paso previo a la negociación de un sistema propio de financiación; además de consensuar la supresión del artículo 43 bis de la ley de enjuiciamiento civil que podía haber puesto en riesgo la aplicación de la amnistía y de lograr el compromiso de reformar la ley de sociedades de capital para revertir el decreto del PP de 2017 que facilitó la fuga de empresas de Catalunya. A ello ha sumado un acuerdo para que el IVA del aceite se sitúe en el 0% , pasando a ser considerado alimento esencial; el reconocimiento de los derechos de Catalunya en materia de régimen local; multiplicar los recursos para la digitalización de la Justicia; y que el Estado asuma el coste de la bonificación del transporte.
Ahora bien, Junts ha evidenciado con este marcaje y presión la fragilidad de Sánchez y de la estabilidad con que discurrirá la presente legislatura. Aunque acabaron saliendo adelante tanto el decreto ómnibus como el plan anticrisis, el decreto laboral, que incluía el plan de Yolanda Díaz para el aumento del subsidio de desempleo, ha caído por el frontal rechazo de Podemos, que sí había accedido sin embargo a apoyar el escudo social. Escenario que obligará al Ejecutivo de PSOE y Sumar a reorientar su estrategia, en tanto que hasta las formaciones del bloque de la investidura que le han dado su respaldo han urgido a mejorar el procedimiento.
“Esta aventura la iniciamos, las dos partes, conociendo los riesgos. No lo han hecho bien y cuando se han puesto a hacerlo bien casi se ha hecho tarde”, había avisado a primera hora de la jornada la portavoz de JxCat en el Congreso, Míriam Nogueras, censurando el modo con que el Ejecutivo ha gestionado la tramitación de estos primeros decretos ley e instándole a reformularlos “sin trampas” y asumiendo que carecen de mayoría parlamentaria “para hacer lo que quieran”. “Han complicado mucho una negociación que era muy sencilla, han confundido dialogar con negociar y pactar. Nosotros estamos aquí por Catalunya, no por ustedes ni por su reino”, ha sentenciado la dirigente soberanista, que de paso ha afeado “el silencio y la conformidad de algunos”, en silente alusión a Esquerra, que ha abrazado el contenido de los decretos pese a criticar la manera de heterogeneizar los mismos. Junts ha plasmado que la presente legislatura nada tiene que ver con la precedente y que su objetivo principal no se centra en ejercer de salvavidas del Gobierno de progreso ni asentir el “café para todos”. “Respeten y paguen lo que le corresponde a Catalunya y tendrán nuestros votos”, había zanjado la portavoz.
Sánchez se da por satisfecho
"Bien está lo que bien acaba", se ha congratulado Sánchez, que ha evitado pronunciarse sobre las concesiones a Junts cargando las tintas sobre el PP porque "no son capaces de ver más allá de su ombligo" y a quienes ha acusado de "fallar a los jubilados" por votar en contra de la revalorización de las pensiones y de anteponer sus propios intereses a los de la mayoría. "Es bastante curioso ver cómo esta oposición destructiva que estamos sufriendo desde hace cinco años considera que todo aquello que es bueno para la mayoría social de este país es malo en términos electorales para ellos", ha recriminado, admitiendo que "hemos tenido que trabajar duro, como se pueden ustedes imaginar". Desde Moncloa, donde se han pasado toda la jornada tratando de reconducir el guirigay con múltiples negociaciones a varias bandas y sobre la bocina, el ministro de Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes, Félix Bolaños, había rogado a Junts aparcar “las politiquerías que nadie entiende y que solo responden a un interés partidista”, avisando antes de evitar la hecatombe de que podían quedar en el limbo los 10.000 millones de euros de los fondos europeos. “Están aquí para hacer el bien a quienes les votaron, política útil que mejore la vida de la gente y de las familias. Si ustedes fallan, mañana sube la factura de la luz de los ciudadanos, su pensión baja (...), dejan de poder acceder gratuitamente al transporte público y tienen que gastar más en el supermercado para llenar el frigorífico”, había ilustrado con cierta demagogia antes de que el Gobierno respirara con alivio.
Feijóo denuncia un "mercadeo"
Visto lo sucedido finalmente, el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, ha aprovechado para desmenuzar lo que considera un “esperpento” donde –ha descrito con ironía– “Valle Inclán –por aquello de su especialidad literaria– está escribiendo ya su próxima novela”. “Está claro quién manda, que es Puigdemont, y la decisión no se toma aquí”, ha comentado, denunciando la “deshonra y la humillación” de Sánchez tras su “mercadeo” con Junts para seguir en La Moncloa, y pidiendo saber si la Generalitat va a tener el control de fronteras como si fuera un Estado y la prerrogativa de “decir no a la llegada de inmigrantes del resto de España”. “Estoy atónito, este Gobierno ha hecho el ridículo mercadeando con los derechos de todos los españoles sin saber los españoles qué es lo que hoy hemos entregado”, ha resaltado, para denunciar que la acción del Ejecutivo de Sánchez se marque desde Ginebra o Bruselas, donde permanece Puigdemont. También ha alertado del pacto sobre la publicación de las balanzas fiscales como si fuera “un reino de taifas”.
Podemos también ha marcado perfil tumbado la reforma del subsidio de desempleo impulsada por Díaz, en una decisión con tinte revanchista, y pese a acordar in extremis con el PSOE su apoyo al decreto anticrisis para suspender hasta 2028 los desahucios hipotecarios a familias vulnerables. Respecto al primer asunto, el Gobierno no ha accedido a retirar el recorte en las pensiones de las personas de 52 años que cobran subsidio. “No tenemos un compromiso por escrito de que se fuera a retirar el decreto y de que volviera sin ese recorte, por lo que no podemos votar a favor como era nuestra voluntad”, ha precisado la secretaria general de los morados, Ione Belarra. “Cuando el Gobierno no negocia, obviamente, no se puede acordar. Es tan fácil como que vuelvan a presentar el decreto sin recorte a las pensiones más vulnerables”, ha lamentado el coportavoz de Podemos, Javier Sánchez Serna a cuenta de la iniciativa impulsada por Trabajo. Sobre el pacto para el escudo social, Belarra ha mandado un recado al afirmar que “en el Gobierno solo manda Sánchez”, refiriéndose al papel de Sumar y a que en el Congreso “hay que negociar y construir relaciones de respeto en el bloque progresista”. Díaz no ha podido ocultar su enfado aseverando que “es muy difícil gobernar negociando los intereses y derechos de la ciudadanía a contrarreloj. No me sorprende en absoluto. Es una gravísima irresponsabilidad”.
Todo ello en una jornada rocambolesca donde se ha tenido que repetir la votación del decreto anticrisis por un error del diputado de Sumar Gerardo Pisarello, donde Junts se ha abstenido en esta segunda votación, y de que se disparara la presión arterial del Gobierno de Sánchez. Y no será la última vez.