Política

Sánchez, sin margen para cumplir el compromiso europeo de aumentar el gasto en defensa

El presidente español aboga por la autonomía estratégica en defensa de la UE desde la seguridad, no desde el “rearme”
El presidente español, Pedro Sánchez, saluda a un soldado del Ejército durante una visita al contingente militar español en Riga (Letonia).
El presidente español, Pedro Sánchez, saluda a un soldado del Ejército durante una visita al contingente militar español en Riga (Letonia). / EP

Nadar y guardar la ropa. Es el as bajo la manga al que se ha encomendado Pedro Sánchez ante la incierta y amenazante situación geopolítica actual y la necesidad de incrementar el gasto en seguridad y defensa. El presidente del Gobierno español no puede sustraerse a las exigencias de la Unión Europea que aboga por ampliar sus capacidades militares para hacer frente a los desafíos exteriores ahora que el paraguas militar y económico de EE.UU. se ha cerrado y el club europeo de los Veintisiete se ve obligado a reforzar su autonomía estratégica empezando por el rearme.

A Sánchez no lo queda otra que cumplir el compromiso europeo de aumentar el gasto en defensa de forma casi inmediata. Pero al mismo tiempo tiene que asegurar a su socio de gobierno (Sumar) y a sus aliados de investidura que el aumento del gasto en Defensa no será a costa del gasto social. Busca la cuadratura del círculo y saca una filigrana semántica tratando de sustituir el término “rearme” -que es como se denomina el plan presentado por la presidenta de la UE, Ursula von der Leyen- por el de “salto tecnológico” de un mayor gasto militar para reforzar la seguridad de la Unión. Además, Sánchez rechaza una retórica belicista y sostiene que toda iniciativa debe basarse en un concepto amplio de seguridad que incluya inversiones en materias no netamente militares, como la ciberseguridad o la industria.

Por mucho que de momento tenga al PP de su lado, -aunque con evidente desgana y por fuerza mayor-, el presidente español sabe que solo puede salir de esta encrucijada prometiendo a los que podrían tumbar su gobierno que gastar en armas no supondrá mermar el gasto social.

La intención de la presidenta Von der Leyen, es movilizar hasta 800.000 millones de euros ante la amenaza del presidente de Rusia, Vladimir Putin, y la ruptura con Estados Unidos tras el giro copernicano de Donald Trump que pide a la UE que se ocupe de su propia seguridad y aumente en un 5% su contribución a la OTAN para equilibrar así el gasto que realizan unos y otros.

En contra de unos y de otros y para que nadie le reproche nada, Sánchez no ofrece ni un solo dato que le comprometa, más allá de asegurar que no va a recortar “ni un céntimo” el gasto social para elevar el militar. Ni cuánto dinero prevé gastar, ni de dónde lo va a sacar, ni el calendario para materializar sus planes, ni el número de soldados a aportar, ni el volumen que va a adquirir el arsenal español. Solo asegura que “debemos desarrollar un Ejército común” entre todos los países de la UE y, por ello, agrega, “hay que crear un ejército europeo”.

No lo tiene fácil el presidente español a la hora de poner las cartas sobre la mesa, porque el libro blanco que ha presentado la Comisión Europea dentro del Plan Rearmar Europa con el horizonte del 2030 aún no tiene contempladas las claves de lo que tiene que ser el “rearme” europeo. Moncloa ya ha anunciado que no habrá más concreción respecto al plan que maneja el Gobierno hasta que no se perfilen los detalles del nuevo escenario al que hay que hacer frente en la cumbre de la Alianza Atlántica que se celebrará en La Haya en junio.

Gasto militar

El que mejor definió la situación fue Aitor Esteban, del PNV -días antes de que abandonara el Congreso y cogiera las riendas de su partido- quien reconoció: “No hay plan porque no hay tampoco plan europeo. Hay ideas, pero no te puedes adelantar sin saber cuáles son los instrumentos que se van a proyectar desde Europa”.

De ahí que Sánchez se aferre al clavo ardiendo de que aumentará el gasto militar anual del 1,28% actual al 2% del PIB antes del 2029 (ahora ha anunciado que pretende apretar el acelerador y llegar antes), esto es, alrededor de 5.000 millones de euros anuales desparramados de los presupuestos, una idea asumida por sus socios y también por la oposición. No así Vox que ejerce de caballo de Troya de Putin y Trump, justificando a los autócratas ruso y americano y culpando al Gobierno de Sánchez de los tambores de guerra en Ucrania y de las excentricidades del mandatario norteamericano.

Mientras tanto, el presidente español se columpia con el rearme desarmando su propuesta de todo atisbo de ardor guerrero y escalada belicista y potenciando el concepto de seguridad frente al de rearme: “Sé que los españoles quieren ayudar a Ucrania, pero también sé que no quieren contribuir a una carrera armamentística que conduzca a nuevos conflictos. No les haremos elegir porque no hay que elegir”, defiende Pedro Sánchez.

En todo caso, para tranquilizar a unos y otros, Sánchez prevé “mancomunar” el gasto militar entre los Veintisiete de la Unión y cubrir una parte sustantiva de lo previsto en su Plan de compras conjuntas y de consorcios industriales paneuropeos. Es su escudo frente a las críticas de Podemos que le tilda de ser un Señor de la Guerra y de otros partidos a la izquierda de Sánchez.

Desde el final de la Segunda Guerra Mundial, la seguridad europea ha estado ligada al compromiso de Estados Unidos a través de la OTAN. Hasta ahora, la UE ha considerado a la Alianza Atlántica como un aliado clave en materia de seguridad y ha hecho suya un modelo de actuación basado en el principio de los tres mosqueteros: todos para uno y uno para todos.

Sin embargo, los acontecimientos dejan entrever que Europa ha dejado de ser la gran aliada de los Estados Unidos. Para la UE, el desafío no solo radica en aumentar su capacidad de defensa, sino en consolidar un enfoque común entre sus Estados miembros. En este contexto de creciente incertidumbre global, el debate sobre cómo garantizar la seguridad europea sigue abierto, y el principio de Si vis pacem, para bellum (si quieres la paz, prepárate para la guerra) continúa siendo una referencia clave. Su significado se basa en la idea de que la mejor forma de evitar un conflicto es contar con una capacidad de disuasión creíble. La cuestión es cómo llegar a esa disuasión: a través del rearme, de la Defensa o de la seguridad.

Una de las pocas certidumbres del Gobierno respecto al plan para reforzar la seguridad y la defensa europeas es que la disuasión que requiere España no es la misma que otros países europeos que miran hacia el este. “La amenaza no es que Rusia lleve sus tropas a la Península; es, en nuestro caso, más híbrida”, sostiene Sánchez para referirse a amenazas como la ciberseguridad, los ataques híbridos, la lucha contra el terrorismo o la “amenaza real” del impacto de la emergencia climática en España.

Presupuestos

Todo apunta a que cuando llegue el momento, Sánchez tendrá el apoyo parlamentario del PP, aunque Alberto Núñez Feijóo reclama a Sánchez que lleve al Congreso medidas de incremento de la inversión y plantea que se presenten unos Presupuestos Generales del Estado para que esos desembolsos “consoliden” en los siguientes años. Es complicado encontrar diferencias de contenido en las posturas de los dos grandes partidos. Sobre todo, porque lo pactado en Europa responde a un gran acuerdo entre populares y socialdemócratas

Pero el presidente español necesita congraciarse con sus socios, especialmente Sumar. Su principal referente, la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, le exige más contundencia ante un proyecto, el del rearme, que “impugna una concepción de Europa basada en el bienestar social, el trabajo, la paz y la seguridad globales”. 

La también ministra de Trabajo ha advertido al presidente español de que “no debe limitarse a rechazar ese nombre, sino que debe oponerse frontalmente a un programa que se limita a una “carrera armamentística que es un grave error que camina en la dirección contra a la que necesitamos ahora”. A su juicio, no se trata de cambiar una palabra, “rearme”, sino de cambiar todo un proyecto europeo.

El plan presentado por Von der Leyen y el proyecto de autonomía estratégica y seguridad europea que representa Sumar es “profundamente distinto”. La líder de Sumar insiste en que el dinero debe ir a parar a “la reindustrialización europea, a garantizar nuestra soberanía energética y digital y que luche contra el cambio climático”. En el último Consejo de Ministros, esta semana Sumar ha reafirmado su desacuerdo con el gasto de 2.000 millones en defensa, pero sin llegar a la ruptura de la coalición y provocar una crisis de gobierno.

Ajuste de cuentas

La cuestión del rearme pone en bandeja a Podemos la ocasión de ajustar cuentas con sus antiguos compañeros de sigla hurgando en sus contradicciones y reivindicándose como la alternativa de izquierdas a la izquierda del PSOE tras la claudicación del partido de Yolanda Díaz, que esta semana ha presentado objeciones ante el aumento del gasto militar de más de 2.000 millones de euros aprobado este martes por el Gobierno que, en este caso, se hará a través de una transferencia de crédito. Sánchez pretende esquivar al Parlamento español con un fondo de contingencia o con la aprobación de créditos extraordinarios que no requieren en ningún caso del aval del Congreso de los Diputados.

La formación liderada por Jone Belarra martillea con la idea de que más Defensa, más armas y más gasto militar no implica más seguridad. Asegura que, si ellos hubieran seguido sentados en el Consejo de Ministros, se hubieran planteado abandonar el Ejecutivo ante un incremento de la inversión en defensa. Podemos reprocha al PSOE que se va a gastar en gasto militar el dinero que debería ir destinado a la sanidad pública o a la educación. “Ustedes van a hacer recortes con la excusa de la guerra” y para ello, especifica la líder morada, “el único socio que les queda es el Partido Popular”.

El PP coincide en lo fundamental con el PSOE, esto es, en la necesidad de aumentar el gasto. Pero discrepan en la forma de materializarlo: los populares están alineados con los planes de la Comisión Europea, que pasa porque el esfuerzo se haga de forma individual por parte de cada país, mientras que los socialistas defienden explorar fórmulas diferentes que pasen por un esfuerzo mancomunado entre todos los países del club comunitario.

2025-04-15T05:58:03+02:00
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