Política

Sánchez tiene pendientes cuatro de cada cinco compromisos con sus socios

Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, en la firma del acuerdo de coalición que dio inicio al proceso para desbloquear la investidura.

Esta no está siendo la legislatura que Pedro Sánchez esperaba cuando logró ser investido tras pactar un Gobierno en coalición con Unidas Podemos y acuerdos relevantes de investidura con socios como el PNV o ERC en enero de 2020, hace una eternidad en términos políticos, económicos y sociales. Dos meses más tarde de aquel hito, la pandemia del coronavirus cambiaba por completo el horizonte programático del Ejecutivo español y aplazaba todos los compromisos adquiridos con los socios de investidura. Así, las prioridades pasaron a ser la lucha contra el virus y los esfuerzos para evitar el colapso de la economía estatal.

Ahora, 14 meses más tarde y asistiendo a una notable mejoría en la emergencia sanitaria debido al avance en la vacunación, las formaciones que sostienen al líder del PSOE creen que es hora de que en Moncloa se remanguen y se pongan manos a la obra para abordar por fin todas las tareas aplazadas.

Y es que, a día de hoy, Pedro Sánchez apenas ha cumplido la quinta parte de la cincuentena de partidas y compromisos adquiridos con Unidas Podemos, PNV y ERC en los pactos de la investidura y de los Presupuestos Generales del Estado (PGE) de este año. Es decir, el presidente español tiene pendientes cuatro de cada cinco acuerdos con sus principales socios.

Los pocos compromisos a los que Moncloa ha dado luz verde son los de menor calado político o presupuestario como, en el caso del PNV, mantener los acuerdos que los jeltzales alcanzaron con el anterior Gobierno de Mariano Rajoy o, en el caso de ERC, garantizar la presencia de la Generalitat en el conglomerado Zona Franca de Barcelona.

En el otro lado de la balanza, las cuestiones con mayor fondo siguen pendientes. Por lo que respecta a Euskadi, asuntos de trascendencia como las infraestructuras del Tren de Alta Velocidad, el plan de ayuda a la máquina herramienta o la oficialidad de las selecciones vascas han quedado completamente congelados. Otros como el cumplimiento del Estatuto avanzan a ritmo de tortuga, con competencias que llegan con cuentagotas y un único hito en toda la legislatura: el traspaso de Prisiones.

No son solo los aliados externos del Gobierno español –como el PNV o ERC– quienes se impacientan, sino que también el socio minoritario en el Consejo de Ministros, Unidas Podemos, ha expresado su malestar por la escasa capacidad legislativa y de cumplimiento de promesas que ha mostrado en su andadura este Ejecutivo del que forman parte. A la coalición de izquierdas que ahora lidera Yolanda Díaz le molestan especialmente los obstáculos en la Ley de Vivienda, el bloqueo de la Ley Trans o los vaivenes sobre la derogación de la reforma laboral del PP.

En un contexto en el que la derecha está muy crecida y el PP vuelve a perfilarse como alternativa tras la apabullante victoria de Isabel Díaz Ayuso en las elecciones madrileñas, los grupos nacionalistas en el Congreso y la coalición morada instan a Sánchez a que comience a desplegar mayor capacidad legislativa, cumpla su programa y, sobre todo, retome sus compromisos de la investidura y de las Cuentas de 2021, lo que creen que puede ser la tabla de salvación de la legislatura y una oportunidad para que el Ejecutivo español muestre su utilidad y frene las aspiraciones de la derecha y la ultraderecha.

En esa línea, en los últimos días Pedro Sánchez ha tenido que escuchar diversas advertencias de voces como las de Aitor Esteban, Gabriel Rufián o Iñigo Errejón, que le reclaman que engrase cuanto antes el Gobierno de coalición para abordar sus obligaciones pendientes y demostrar su solvencia en los dos años y medio de legislatura que le restan.

La 'agenda vasca'

El pacto de investidura que el PSOE firmó con el PNV en el marco de la investidura era un decálogo de lo que los jeltzales llaman la agenda vasca. En este acuerdo se incluían compromisos vitales para el desarrollo de la CAV relativos a reforzar el autogobierno vasco. Así, Pedro Sánchez se comprometía a proceder durante el pasado año a la "negociación y traspaso de las competencias estatutarias pendientes". Año y medio más tarde, solo ha llegado a Euskadi un primer bloque de transferencias encabezadas por Prisiones, y lo ha hecho además con demora. Respecto al resto de materias pendientes, tendrán que esperar a finales de año o principios del siguiente. Sánchez también ha obviado hasta la fecha el punto en que se acordó "adecuar la estructura del Estado al reconocimiento de las identidades territoriales".

En el plano de las infraestructuras, el acuerdo de investidura incluía que el Gobierno español apostara "de manera urgente, firme y decidida" por las obras pendientes, "especialmente por lo relativo al TAV". Sin embargo, no ha habido avances en este ámbito y la alta velocidad sigue sin una fecha clara de llegada a las capitales vascas.

Sánchez también acumula incumplimientos con Euskadi en el ámbito institucional y de representación, teniendo en cuenta que rubricó impulsar "la presencia y participación de las instituciones vascas en las instituciones de la Unión Europea" y "abrir cauces para promover la representación internacional de Euskadi en el ámbito deportivo y cultural".

Las deudas con UP

En la política estatal, los socialistas acumulan deudas con sus propios socios del Gobierno español, lo que ha llevado a continuos enfrentamientos en el seno del Consejo de Ministros, que no han cesado a pesar de la marcha de Pablo Iglesias.

Dentro del programa de coalición que firmaron el PSOE y Unidas Podemos tras las elecciones de noviembre de 2019 figuraban cuestiones clave a nivel social y económico que hacían prever una legislatura de corte progresista y de avances en derechos. Sin embargo, la mayoría de estos proyectos han quedado en el tintero; entre ellos, una norma de Vivienda que preveía la regulación de los precios de los alquileres, la prohibición de los desahucios en todo el Estado o la puesta en marcha de la Ley Trans.

Más allá, otro de los grandes incumplimientos y motivo de conflicto entre las dos partes del Gobierno español ha sido la posible derogación de la reforma laboral. Las dos formaciones que conforman el Ejecutivo pactaron este punto con EH Bildu en el Congreso hace exactamente un año, pero el PSOE se desmarcó poco más tarde y hasta el momento ha seguido dando largas al respecto.

Cuentas pendientes

Por último, las Cuentas de 2021 se han convertido en cuentas pendientes para el Ejecutivo español, ya que hasta el momento la mayor parte de inversiones y partidas económicas acordadas no se han materializado. Por lo que respecta a Euskadi, tanto el PNV como EH Bildu arrancaron a Sánchez ciertos compromisos en el marco de la negociación de los PGE. Así, los jeltzales lograron 50 millones de euros para el sector de la máquina herramienta vasca, así como obras ferroviarias y el soterramiento de Zorrotza. La coalición abertzale, por su parte, también introdujo enmiendas de ámbito ferroviario y aeronáutico.

Por el momento, poco o nada de todo ello ha cobrado impulso desde la aprobación de las Cuentas, como tampoco lo han hecho las enmiendas de ERC a dicho proyecto, que incluían entre otras cuestiones perseguir la fiscalidad abusiva de la Comunidad de Madrid y elevar el impuesto a las grandes fortunas. En esta tesitura, el tiempo avanza y los socios de Sánchez se impacientan.

"Tenemos que desplegar la agenda legislativa y cuidar la coalición de Gobierno"

yolanda díaz

Vicepresidenta tercera del Gobierno

"Que Sánchez tenga en cuenta los intereses de Euskadi sería favorable a sus propios intereses"

aitor esteban

Portavoz del PNV en el Congreso

"El Gobierno ha pasado tiempo ensimismado, tiene que reconciliarse con el Congreso"

iñigo errejón

Portavoz de Más País en el Congreso

"La agenda progresista es más necesaria que nunca, pero no termina de llegar"

mertxe aizpurua

Portavoz de EH Bildu en el Congreso

31/05/2021