La primera cumbre entre el jefe del Ejecutivo español, Pedro Sánchez, y el president de la Generalitat, Pere Aragonès, se ha saldado con la constatación de que las posiciones siguen muy alejadas pero con un importante avance: la reactivación de la mesa de diálogo después del verano; más concretamente, la tercera semana de septiembre.
Así, las administraciones catalana y española se darán cita en Barcelona para volver a una mesa de negociación que quedó en suspenso por la emergencia del covid y que hasta el momento ambas partes habían sido incapaces de reactivar. Ahora, tras la formación del Govern catalán y la concesión de los indultos, se han dado las condiciones para volver a insuflar aire a la vía bilateral, que en cualquier caso no será un camino de rosas.
Y es que, tal y como se ha constatado en el encuentro, en lo primordial las posturas siguen siendo las que son: la defensa de la autodeterminación y la amnistía por parte de Aragonès, ante un Sánchez que tan solo promete diálogo y convivencia dentro de la Constitución. Hay además otras cuestiones espinosas que sobrevuelan el ambiente, como la reclamación del Tribunal de Cuentas de 5,4 millones de euros a ex altos cargos del Govern, que ha vuelto a soliviantar al independentismo.
"Hemos constatado las posiciones y las diferencias evidentes sobre cómo resolver el conflicto", ha explicado un Pere Aragonès que, con todo, celebra que vuelvan los trabajos de la mesa de diálogo. Este órgano se limitará a partir de ahora a tratar de buscar una salida al "conflicto político", mientras que las cuestiones más económicas y sectoriales se derivarán a la comisión bilateral ya existente entre ambos gobiernos.