Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo afrontarán mañana martes su segundo cara a cara en el Senado buscando “contraponer” sus modelos fiscales y de respuesta a la crisis. Mientras que el líder del PSOE pondrá el acento en la “cohesión social” y su política de defensa de las clases trabajadoras frente a los intereses de las élites, el jefe de la oposición hará hincapié en que hay que recuperar la economía y apoyar con bajadas fiscales a las clases medidas, las “olvidadas” por el Ejecutivo. Apenas un mes después del primer duelo parlamentario, volverán a medirse con los datos de previsión electoral que hoy ofrecerá el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) sobre la mesa y con las negociaciones para renovar el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) como telón de fondo.
El propio Sánchez solicitó comparecer a petición propia para mantener un nuevo duelo parlamentario con el jefe de la oposición. En Moncloa le consideran vencedor del primer round y creen que es una nueva oportunidad de rebajar el efecto Feijóo y romper la racha de crecimiento del PP en las encuestas.
En este debate el jefe del Ejecutivo no tiene límite de tiempo pero sí que está tasado para el PP y los demás grupos parlamentarios: 15 minutos en la primera intervención y otros cinco en la réplica. En Génova consideran “desproporcionada” la diferencia de tiempos entre ambos y se quejan de que no se haya aceptado su petición de poder tener un discurso de mayor duración. “Necesitar seis veces más de tiempo que Feijóo para explicar sus propuestas denota cierta debilidad”, aseguran a Europa Press fuentes populares.
Sánchez buscará contraponer su modelo de fiscalidad y de respuesta a la crisis frente al del PP. En las últimas semanas el Ejecutivo se ha mostrado favorable a alimentar este debate porque consideran que les beneficia y les sitúa como defensores de la mayoría social y del estado de bienestar frente a un PP ligado a los intereses de las élites económicas.
En materia fiscal, el PSOE ha anunciado recientemente un nuevo impuesto a las grandes fortunas y ha venido acusando a las comunidades autónomas gobernadas por el PP de dumping fiscal y de estar en una carrera a la baja que pone en riesgo el mantenimiento de los servicios públicos.
Sin embargo, varias comunidades del PSOE se han sumado a las rebajas de impuestos e incluso el valenciano Ximo Puig anunció una deflactación del impuesto sobre la renta de las personas físicas (IRPF) para las rentas menores de 60.000 euros, una fórmula rechazada por el Ejecutivo español.
El PP gana en los sondeos
A pesar de que el Gobierno se mostró muy satisfecho con el resultado del primer debate en la Cámara Alta, los últimos sondeos siguen dando una amplia ventaja al líder del PP, que se sitúa por encima del 29% de voto frente a un PSOE que no despega del entorno del 25%.
En aquel discurso, Sánchez intentó sembrar dudas sobre la capacidad del presidente popular al acusarle de cometer numerosos errores en sus intervenciones públicas desde que asumió el liderazgo del PP. “¿Es insolvencia o mala fe?”, repitió en múltiples ocasiones durante su intervención. En Génova ya anticipan que si el jefe del Ejecutivo recurre al “insulto”, Feijóo optará por la “confrontación basada en argumentos”, lejos de las subidas de tono.
Por su parte, el líder del PP también buscará confrontar su modelo económico basado en bajadas fiscales y más control del gasto público frente al que defiende Pedro Sánchez, denunciando que las clases medias sean las “grandes olvidadas” del Ejecutivo. “No hay ni una sola medida para las clases medias. Están abandonadas por el Gobierno”, señalan fuentes del equipo del presidente del PP.
Presupuestos
“Programa electoral caro”. En un discurso ofrecido ayer en Gran Canaria, Alberto Núñez Feijóo se refirió al ámbito presupuestario y aseguró que el proyecto de Cuentas para el año que viene “es el programa electoral más caro de la historia”. Durante su intervención Feijóo afirmó que el proyecto presentado por Moncloa “dista mucho de lo que necesita España”, en un momento en el que está la inflación más alta de los últimos 40 años, con uno de los crecimientos económicos “más bajos” y una “desorbitada” deuda.