La ministra de Sanidad, Mónica García, ha reafirmado este lunes su compromiso de reducir el tabaquismo y para ello pondrá "sobre la mesa" con otros departamentos implicados todas las medidas que han demostrado que funcionan, como la ampliación de los espacios sin humo o el aumento del precio del tabaco.
Lo ha hecho durante la VI Cumbre Española contra el Cáncer, organizada por el Grupo Español de Pacientes con Cáncer (Gepac), en la que ha recordado que el tabaquismo es el factor de riesgo más importante en esta y otras enfermedades y tiene "especial impacto" en la población con menor nivel socioeconómico.
La ministra ha considerado que, después de ser pionera con la primera normativa antitabaco, el Estado se ha "quedado un poquito por detrás", por eso su objetivo es "ganar espacios" para proteger a los fumadores pasivos del "humo de segunda mano".
Subida de precio
Preguntada por si el futuro plan integral antitabaco contemplará una subida del precio de la cajetilla, García ha respondido que "todas aquellas medidas concretas que sepamos que funcionan para disminuir el hábito tabáquico y la salud, por ende de los ciudadanos, vamos a ponerlas encima de la mesa".
Sin embargo, no depende solo de Sanidad, ya que la de aumentar el precio del tabaco es competencia de Hacienda.
Pero su Ministerio sí que tiene "una voluntad inequívoca de que la siguiente generación sea una generación, como ya se han hecho en otros países, libre del hábito tabáquico", y también de sus "inductores" como son los vapeadores, especialmente entre los más jóvenes.
Como también tiene la de aprobar este año el real decreto que creará y regulará la red estatal de vigilancia en salud pública y que incorporará un sistema de vigilancia del cáncer como enfermedad no transmisible coordinando el seguimiento que hacen todas las comunidades, así como "ensanchar" el Sistema Nacional de Salud para que "todos los ciudadanos tengan acceso equitativo" a tratamientos, cribados o atención psicológica.
La prioridad, ha proseguido, es la de abordar la enfermedad desde la prevención de los factores de riesgo y desde el impacto de los determinantes sociales, porque "el código postal puede ejercer tanto más influencia como el código genético".