José Antonio de La Quintana y Javier Sanjinés son dos zierbanatos que, a su modo, se han convertido en las dos caras de la moneda que explica la historia de la transformación humana, paisajística, urbanística y vivencial de su querida Zierbena. Ambos delineantes de formación, esa capacidad de observación les ha llevado a decantarse por trasladar a los cuadros, a las maquetas, la fotografía y el vídeo diferentes aspectos de la vida de la última aldea del Abra de Bilbao que acaba de celebrar en octubre sus 30 años de segregación del municipio de Abanto Zierbena.
Ambos estuvieron además en las primeras comisiones gestoras que desembocarían en la independencia de Zierbena e incluso José Antonio fue el autor del escudo que utilizaba Zierbana Unida en su nacimiento y que a la postre pasó a ser la bandera del nuevo municipio en la que, vista desde el Serantes, aparecen el kako, el remo, la galipa y la cadena de seis eslabones que simboliza los seis barrios existentes en la actualidad. “Entiendo que va cambiando a lo largo de los años especialmente en su configuración de infraestructuras y servicios. Yo tengo una grabación que hice a finales de 1992 con las cosas que van pasando y lógicamente ha ido cambiando sobre todo porque tiene mejores vías de comunicación, las carreteras, los servicios. Entiendo que a ese nivel ha mejorado mucho. Se podía haber hecho mejor o peor, según con que color se mire, y a ello se une la instalación de la industria que ha permitido a muchas gente de Zierbena quedarse en su pueblo”, resalta Sanjinés que atesora más de 10.000 instantáneas y vídeos de los diferentes barrios y de multitud de personas de su pueblo. De carácter afable, y extrovertido, Sanjinés señala que Zierbena “es un pueblo sencillo pero que tiene una historia detrás. Lo que más me ha sorprendido es lo mucho que hay por contar” y coincide con José Antonio en que a pesar de que la configuración general del municipio no ha cambiado mucho, pues sigue siendo una localidad con mucha casa unipersonal –excepción hecha de La Arena y Atxiga– se han dejado en la gatera algunos elementos “sentimentales”.
“Cuando construí en 1978 el gasolino Zierbena que va a estar expuesto en el Museo Marítimo embarcábamos en el viejo puerto y bordeando Punta Lucero nos plantábamos en la playa. Con el superpuerto eso ya no es posible pero claro está la industria es necesaria para dar trabajo a la gente”, comenta este jubilado que a sus 82 años rememora con cariño escenas de su niñez. “Una noche una señora que vivía junto al puerto empezó a chillar porque se estaba moviendo la mar poniendo en peligro las barcas. Allí salió medio puerto para ayudar. Había otra forma de ver la vida que se está perdiendo”, plantea. Una reflexión que Sanjinés, traslada a la necesidad de “recuperar los testimonios vivos de nuestros mayores. Las fotos se archivan pero si no se hace a tiempo esas historias se perderán”. Una labor de premio como el del XV Laboral Kutxa DEIA Hemendik Sariak.