Carmen Alcalde y su marido Alejandro llevan una vida dedicada al mercado de Santa Bárbara. Venden frutas y verduras de temporada cada jueves y cada sábado del año. El resto de días lo dedican en cuerpo y alma a trabajar en su huerta. "Solo nos dedicamos a este mercado. Llevamos desde los inicios y nos encanta, sentimos pasión por nuestro trabajo. De hecho, nunca se nos ha pasado por la cabeza irnos a ningún otro mercado", explican ambos.
A los puestos más tradicionales y veteranos se les añaden en las últimas fechas nuevos vecinos de agricultores y ganaderos que conforman una familia que semanalmente ofrecen productos de calidad y de kilómetro cero a los ciudadanos. El puesto de carne ecológica de la familia Martínez Crespo es la última incorporación al mercado de Santa Bárbara, que ahora también ofrece carne ecológica angus procedente de Quintana.
Carmen Alcalde lleva veintidós veranos y veintidós inviernos ofreciéndole a los alaveses sus mejores productos. Trabaja todos los días del año, junto a su familia, en una huerta ubicada en Navarra para cuidar de sus frutas y verduras. Solo las vende en Vitoria. Y desde que eligieron este mercado, nunca han pensado en cambiar. Este trabajo ha sido valorado y recompensado por todos los ciudadanos, clientes fieles que semanalmente agotan las existencias de este puesto.
"Venirme a este mercado es el mejor acierto que he hecho. Me encanta mi trabajo y pese a que hemos tenido tiempos duros, siempre hemos apostado por seguir aquí", explica. En tiempos duros se refiere al encarecimiento de la vida con el pasar de los años, "pero el precio de las verduras apenas ha subido", dice. Pone como ejemplo el precio de los espárragos, que valen hoy similar a lo que valían hace 20 años. "La mano de obra ha subido 400% y hay alimentos que incluso están más baratos ahora que antes", se lamenta.
Pero aún así agradece a todos sus clientes que sean fieles a su trabajo. "Dedicamos toda nuestra vida a este trabajo y son muy agradecidos, el puesto se llena de gente, no nos puede hacer eso más felices", cuenta.
Y mientras ellos venden los productos de temporada con esa pasión, unos puestos más lejanos Ruben Martínez Crespo acondiciona el nuevo puesto de Santa Bárbara.
Enrique y Rubén gestionan desde hace 17 años la ganadería en Quintana, siguiendo los pasos de sus padres y abuelos, que dedicaron su vida a la agricultura. Ambos estudiaron mecánica y tornería, pero decidieron después seguir el trabajo familiar que tanto les apasiona. Dedican su día a día, de lunes a domingo, todos los días del año, a sus terneras y vacas criadas al aire libre en Quintana. Desde hace diez años son de la raza angus. La familia gestiona más de 200 hectáreas de pasto e incluso tienen su propio molino para obtener el pienso de los animales.
Apuestan por la crianza ecológica del ganado y ahora han dado un paso más en su negocio, apostando por la venta directa sin intermediarios. Por ello, venden lotes cerrados compuestos por chuletas, filetes de primera, zancarrón, guisado, picado, y filete extra que reparten mensualmente a domicilio sobre el 20 de cada mes.
Además, ahora desde hace poco más de una semana se han instalado también en el mercado de Santa Bárbara, no solo ofreciendo los lotes, sino también vendiendo las piezas sueltas a lo que el consumidor quiere: zancarrón, guisado, picado, solomillo, filetes de primera, carne ecológica y de kilómetro cero con distinción Label para apoyar el producto alavés. "Estamos muy contentos con la decisión que hemos tomado de poner nuestro puesto aquí. Apostamos por la venta directa sin intermediarios, en los lotes tenemos una clientela más o menos fija y queremos darnos a conocer también aquí", explica Rubén.
Quien también trabaja con el mismo amor y mimo que Rubén y su familia es Leire Ibarrola. Su puesto es de Idiazabal Izoria, y aúna este puesto su tiempo laboral, ocio y hobby. Asegura que hacer quesos no es su trabajo, sino su estilo de vida: "Es nuestro negocio de la familia de toda la vida, nuestra quesería Izoria. Hacemos los quesos con nuestra leche de nuestro rebaño de ovejas latxa, cuajo natural y sal del manantial".
Estos quesos están reconocidos con calidad Euskolabel y, además, también realizan visitas guiadas por sus instalaciones. También tienen colmenas para la venta de la miel. "La gente aprecia mucho nuestro trabajo y nos gusta mucho poder venir al mercado", asegura.
Ana Lusarreta, del Puerto de Muniain, también se dedica con oficio y pasión a la quesería. "Llevamos aquí desde el inicio hace más de 20 años", explica. Recuerda los inicios con la misma pasión con la que trabaja ahora, aunque confiesa que en todos estos años ha ido cambiando el perfil de los clientes. "En Semana Santa se vende mucho queso, nos gusta irnos a los pueblos y llevarnos un buen queso. Aquí tenemos clientela fija que siempre viene a nuestros puestos", explica feliz.
Otro de los puestos más veteranos también es el que regenta Ignacio, de Aguirrelazabal Anaiak. Venden lomo, jamón panceta y chorizo y aseguran que acuden a muchas ferias y mercados para dar su producto a conocer, aunque con el pasar de los años, la clientela ya es más o menos fija. "Trabajar en un mercado es duro; nos exponemos a mucho frío, días de mucho calor, lluvias€ pero aquí seguimos año tras año continuando con el trabajo de la familia, hemos crecido en este trabajo y nos hemos hecho mayores siguiendo la tradición familiar", reconoce.
Justo al lado de él Santiago vende aceitunas y encurtidos, desde su empresa Aceitunas Gomez.
Llegó al mercado de Santa Bárbara hace dos años, y se instala todos los jueves en su puesto ya conocido para los ciudadanos. Recuerda que los primeros días en el mercado de Vitoria no fueron fáciles, "los inicios nunca lo son", dice. Pero poco a poco fue consiguiendo su clientela y hoy se muestra feliz y satisfecho por el trabajo que logra realizar en la plaza. "Ahora nos conocen y vienen a comprarnos a nosotros los encurtidos", afirma feliz.
"Llevamos más de 30 años en este negocio y es nuestra forma de vivir, es un trabajo duro pero a nosotros nos compensa, nos apasiona", concluye.