Transcurridas 13 jornadas de liga, Osasuna Promesas es el único equipo de Segunda RFEF que no conoce la derrota. Su técnico, Santi Castillejo, otorga el mérito a los jugadores que está formando, deseando que alguno pueda llegar, por qué no, al primer equipo. El valtierrano, que ha dirigido más de 100 partidos en el club, acaba contrato a final de temporada, no esconde que se encuentra cómodo en el club y considera que su experiencia como jugador, en un viaje de idas y venidas, puede ayudar a que aquellos que no den el salto puedan ganarse la vida con el fútbol.
Osasuna Promesas es el único equipo invicto de Segunda RFEF, ¿qué le dice eso?
–Estamos haciendo las cosas bien y que están saliendo bien. Y que dentro de los problemas que hemos tenido, como las bajas de larga duración, el equipo está respondiendo. Los chavales jóvenes se están adaptando bien a la categoría, a los diferentes campos de fuera e incluso a posiciones que no son las suyas por las necesidades de las bajas.
A un punto del liderato, ¿cuáles están siendo las claves para que el equipo firme esos números?
–Lo más importante es que los jugadores respondan en cada momento, porque son ellos los protagonistas, los que hacen que esto vaya bien. Los entrenadores les ayudamos, les organizamos, pero es por el rendimiento o la personalidad que están demostrando fuera de casa, que no se amilanan ante cualquier rival, lo que hace que estemos donde estamos.
En ese caso, ¿se puede hablar de ascenso?
–Cuando estás en un filial sabes que lo importante es que la temporada que viene alguno de los nuestros esté con el primer equipo. Siempre digo que para que un jugador esté arriba, el equipo también tiene que funcionar y estar arriba. Una cosa lleva a la otra. Cuanto mejor esté este equipo, será más fácil que los jugadores puedan subir al primer equipo.
Entonces, ¿son compatibles el competir y el formar jugadores?
–Estamos en el paso donde hay que aprender a competir. Yo siempre lo he tenido claro: el Promesas tiene que competir contra cualquier rival, en cualquier campo, bajo cualquier circunstancia, con diferentes tipos de juego€ porque luego es lo que te va a exigir la profesionalidad. Y es algo que los jugadores tienen que tener claro. Creo que se conjuga perfectamente, el Promesas es el paso idóneo, donde jugadores de nivel alto te exigen competir a ti.
¿Cuál es el techo del equipo?
–Con chavales jóvenes no sabes dónde está. Tampoco tenemos que lanzar las campanas al vuelo porque no hemos perdido, pero las derrotas, irremediablemente, llegarán. Y hay que saber asimilar eso, esa posible derrota o esos malos momentos€ que con chavales jóvenes es siempre más complicado, pero sí que puedo decir que ellos lo están dando todo y en ese sentido no tengo ningún miedo.
Sin embargo, uno de los aspectos a mejorar es que les cuesta cerrar los partidos
– Sí. Es el problema más grande que estamos teniendo. De hecho, nos adelantamos prácticamente siempre y nos está costando cerrarlos, y hay fallos que hacen que suframos o que nos cuesten puntos, sobretodo en casa. Pero cuando estás en un equipo joven, es mucho más fácil que se produzcan estos errores, tienes que pagar peajes. Pero bienvenidos sean estos peajes si los chavales dan este rendimiento.
¿Cómo valora el rendimiento de los nuevos?
–Cuando haces un cambio de generación es muy importante la adaptación para los chavales que suben y los que hemos traído, que apenas llevan seis meses con nosotros, y se tienen que adaptar a la forma de jugar y de entrenar. Estoy muy orgulloso de ellos, de los que vienen del Subiza o del División de Honor, que lo están haciendo con bastante facilidad.
¿Qué presión puede llegar a sentir el filial en cuanto a resultados?
–Es diferente. Ese es el tema que tenemos que mejorar en casa. No sé si llamarlo presión o ese miedo escénico porque nos ven conocidos, como digo yo. Son chavales jóvenes que igual no terminan de asimilarlo y por eso están más sueltos fuera de casa que en casa. Es otro peaje que tenemos que pagar nosotros, para que luego no sucedan cuando llegan al primer equipo.
Ha mencionado al Subiza o al División de Honor, ¿cómo es la comunicación con ellos y con el primer equipo?
–Hablo con César Monasterio y con Miguel Flaño habitualmente, porque nos vemos en Tajonar. En el caso del primer equipo estos dos últimos años han sido un poco más diferente porque con el Covid estamos un poco más apartados, pero cuando ellos necesitan algo o nosotros lo necesitamos, la comunicación con Jagoba o Richard, por los porteros, es también habitual.
En ese primer equipo están Moncayola, Javi Martínez o Barbero, que los ha dirigido. ¿Qué piensa cuando les ve en el campo?
–Es el orgullo del trabajo hecho y una satisfacción enorme. Estamos haciendo estos cuatro años un buen trabajo y eso se ve reflejado cuando ves a jugadores que compiten bien en Primera. Pero también me siento orgulloso de jugadores que no han llegado al primer equipo y que están en otras circunstancias y que gracias a ellos nosotros también hemos hecho este camino. Hay que acordarse también de esas personas.
¿Ve algún jugador preparado para dar el salto al primer equipo?
– Hay gente que se está formando, y que está dando unos pasos importantes. Creo que de aquí a final de temporada tienen que dar esos pasos para que la temporada que viene haya más de uno en el primer equipo.
Si fuera director deportivo, ¿qué haría con un jugador sub-23, como Pablo Ibáñez, con el rendimiento que está dando y teniendo en cuenta que acaba contrato a final de temporada?
–Son temas difíciles que el club tendrá que gestionar. No sólo él acaba contrato, también gente como Dufur, que tienen un buen rendimiento. No siempre se llega al primer equipo con 18 o 19 años, con 24 y 25 se puede llegar y te quedan diez, doce años de buen rendimiento. Son jugadores de casa, que hay que tenerlos en cuenta y habrá que tomar una decisión a final de temporada mirando el futuro.