El de ayer fue un despertar muy duro y amargo para Santurtzi y el mundo de la música de Ezkerraldea a causa del fallecimiento del vocalista del grupo Mi Dulce Geisha, Andrés Benzal, a los 43 años de edad. Fue su propia banda musical la que hacía pública la triste noticia a primera hora de la mañana a través de las redes sociales y, desde ese momento, los mensajes y publicaciones en homenaje a Andrés Benzal se sucedieron.
Porque Andrés era todo un ejemplo de vitalidad y de hacer frente a la adversidad. Cuando hace más de dos décadas le diagnosticaron una distrofia muscular única en el mundo no se paró, siguió su vida lleno de vitalidad y con la mejor medicina posible; un sentido del humor a prueba de bombas. “Tenía dos opciones: hundirme y tirar la toalla o seguir luchando. Evidentemente, elegí la segunda Soy muy cabezota, y pase lo que pase, voy a seguir luchando”, señaló a este periódico en el año 2015. Lo hizo. Luchó hasta el último momento y se fue adaptando al progreso de la enfermedad para seguir viviendo, disfrutando y haciendo disfrutar a los demás. Muestra de ello es cómo este apasionado de la música, cuando la enfermedad fue avanzando, tuvo que dejar de tocar la guitarra, pero no dejó la música. Ni mucho menos. En ese momento fue cuando comenzó su carrera como vocalista. A través de la música, Andrés hizo infinidad de amistades y también formó parte de iniciativas clave en la música local santurtziarra como la creación de la asociación AcMusic. La música era la gran pasión de Andrés, ya fuera como espectador o sobre el escenario, disfrutaba de los conciertos como pocos. y, quizá, su momento más bonito como artista lo vivió el 15 de julio de 2017, día en el que Mi Dulce Geisha actuó en el escenario central de fiestas de Santurtzi junto a Coffeine y Los Cojones. Andrés también utilizó la música como medio para poner su granito de arena en infinidad de causas. Durante estos años ha sido muy habitual ver a Mi Dulce Geisha actuar para recaudar fondos en favor de la asociación Adisa, entidad de la que ha sido un integrante muy destacado. Porque para él, tratar de romper barreras ya fuera en el mundo de la música o en el día a día de Santurtzi era un modo de vida. Su personalidad, su eterna sonrisa y sus constantes bromas eran un imán para los demás. Tan burlón como gran conversador, fue dejando una huella imborrable en todos los que le conocieron, los mismos que desde ayer lloran su muerte.
La vida de Andrés Benzal ha sido demasiado corta, pero el legado que deja es increíble. Ha sido todo un ejemplo de lucha y de plantar cara a la adversidad y, además, ha roto barreras en el mundo de la música y en Santurtzi. Eskerrik asko eta goian bego, Andrés!