Duguna dantza taldea: savia nueva para afianzar la tradición

Con el comienzo del curso llegan, también, las extraescolares y en Duguna dantza taldea necesitan relevo. No por falta de candidaturas, porque se trata de un grupo bien nutrido, pero al contar con diferentes generaciones que van cumpliendo ciclos hay determinadas edades en las que viene bien savia nueva. Y es que eran, hasta ahora, 80 jóvenes de 7 a 15 años los que conformaban el grupo de txikis pero 20 han cumplido ya la edad para bailar con adultos. “Hace un par de años también pasaron bastantes así que se ha ido quedando un hueco, quedan plazas y nos gustaría contar con más jóvenes”, explican desde la agrupación. Ponen en valor una actividad que, lamentan, a veces pasa desapercibida entre tantos deportes. Pero está claro que la suya es una de las mejores maneras de expresar y comunicar sin mediar palabra.

Grupo de danzas Duguna Dantza Taldea Oskar Montero

Porque es una forma de transmitir valores y de afianzar la tradición y la cultura, “es una actividad muy enriquecedora. Es física pero también mental: tienes que pensar en el espacio, compenetrarte con los compañeros, acordarte durante seis u ocho minutos de qué paso viene después y ejercitar la memoria. Tiene muchas virtudes”, cuenta Itxaso Martínez, iraksale y dantzari. El grupo ha ido haciéndose a sí mismo desde que realizara su primera salida en el San Saturnino de 1949 y conforma ya una gran familia en que, dicen, “posee ese valor de mantener la identidad y es un plus que quizás otros deportes no tienen”, relatan.

Destacan la importancia de la socialización en edades tan tempranas y asumen que salir a la plaza y bailar delante de decenas de personas es un punto a favor “para desarrollar su autonomía”. Ensayan y bailan juntos chicos y chicas y cuentan con dantzaris de diferentes puntos de Iruñerria, del Casco viejo pero también de Rochapea, Txantrea, Barañáin o Erripagaña. “Igual no se conocen, porque llegan de diferentes centros escolares, pero aquí comparten muchas cosas y se crea una pequeña comunidad, con los txikis y con sus familias”, explica Martínez. “Es muy bonito, les ayuda a abrirse y a conocer a más gente”. Organizan, además, salidas culturales y lúdicas, campamentos y encuentros tras las actuaciones. “Todo el mundo puede entrar a Duguna, y todos bailan todo. No dejamos a nadie fuera, por eso no se lo toman como una extraescolar más. Es un proceso vital”, reconocen.