De la oquedad del Buesa Arena, de la pista de basket del Baskonia, desde sus tripas, de la luz artificial y los gigantes que son canastas, partió la Itzulia de las ausencias, la del después del trauma de Olaeta y las dramáticas caídas para airearse y tomar vuelo.
Del parqué al asfalto a través de las cuentas del reloj, juez insobornable, en un crono de 16,5 kilómetros por las afueras de Gasteiz, tal vez demasiado larga, con un pellizco en modo de subida, para ordenar la carrera que dedicará los próximos días a coser clásicas.
El reloj, perista formidable, capaz de descifrarlo todo hasta el tuétano tasaba el material del que estaban hechos los candidatos a la victoria final de la Itzulia sobre una mesa de autopsias.
Expuestos, sin cobijo ni cómplices, a la luz del día, Maximilian Schachmann madrugó para fijar un registro formidable. El mejor. Imbatible. Mantiene un idilio con la carrera el alemán.
En 2019 Schachmann conquistó tres etapas y se destapó. El primero de aquellos logros fue en la crono de Zumarraga. La memoria se lo recordó cuando pedaleaba enérgico, concentrado y pletórico. Unió Zumarraga y Gasteiz en la esfera del reloj. Viaje en el tiempo y en el espacio. De 2019 a 2025.
Seis años y varios minutos después, del amarillo al amarillo. Le volvió a dar cuerda al reloj Schachmann para refrescar aquella victoria. El pasado siempre vuelve a lomos de los recuerdos, ensillado en la nostalgia o al galope de los buenos tiempos.
En aquella Itzulia, el alemán fue líder durante cuatro días de abril. El amarillo de Euskal Herria le sienta bien al alemán, que se pasó buena parte de la tarde en la silla caliente a la espera de lo que hicieran sus rivales. No le pareció tanto tiempo, aunque suspiró de alivio al final. El triunfo le sacó de un periodo ajeno a los festejos. Su anterior victoria lucía en 2023.
El alemán estableció un tiempo de 18:37 en una crono que se endureció al final. El primer hito de la Itzulia. Disciplina germana. Se reconcilió con la dicha tras un desierto sin laurel. Lo lució feliz en Gasteiz. El primer líder de la Itzulia. Su reloj fue el más exacto. Por centésimas. Un chasquido le elevó a hombros hasta lo más alto del podio. Suyas fueron las mejores vistas.
Joao Almeida, sobresaliente
La marca del alemán, que sorprendió, sirvió para situar a los favoritos, para enlazarles en una carrera que se perfila en escasos segundos. La brújula de la crono señala el norte de la Itzulia, por dónde transitará en los próximos días.
Joao Almeida, uno de los opositores a la corona de lana en Eibar, clavó el mismo segundo que el vencedor en un ejercicio expansivo, de menos a más. Sobresaliente su actuación. El luso salió reforzado. Alegría, sin rastro de saudade. Nada de fados.
Unas centésimas le dejaron sin victoria. Un instante. Empate técnico en un pestañeo. 54 centésimas más lento que Schachmann. Florian Lipowitz, plata en la París-Niza, se dejó apenas un parpadeo con su compatriota. Ingeniería alemana. Eficacia. 76 centésimas peor. Los tres primeros compartieron el mismo segundo. Trillizos en el reloj.
Vlasov, el ruso de bandera blanca, borrada su nacionalidad con lejía desde la invasión de Ucrania, completó una crono notable y concedió una decena de segundos. Skjelmose se movió en registros similares.
El noruego perdió una docena de segundos en un terreno que no era el suyo. Se empuñaron los favoritos, concentrados en la misma baldosa de la Itzulia.

Pello Bilbao, el mejor vasco de la crono.
Pello Bilbao, mejor vasco
Algo más lejos, pero aún palpitando en el juego de la general, Pablo Castrillo empujó en una buena actuación y entregó 22 segundos. Daniel Martínez, vencedor en 2022, se fue a los 23 segundos de distancia. Pello Bilbao, el mejor vasco de la jornada inaugural, se dejó 27 segundos en la pelea contra el crono.
“No sé si tengo en las piernas una Itzulia, eso son palabras mayores, pero puedo estar en el podio, ya que el recorrido me acompaña y el primer paso ha sido bueno. He salvado el día más complicado para mí e incluso respecto a escaladores como yo he podido distanciarlos un poquito. Ya sabíamos que los del UAE nos iban a meter una buena diferencia, pero queda toda la Itzulia”, argumentó el de Gernika
Ion Izagirre, campeón en el año del despegue del alemán, no encontró su mejor versión. La necesaria para merodear el podio. El de Ormaiztegi apiló un retraso de de 41 segundos. Demasiado. Un nubarrón sobre sus opciones. Estará obligado a arriesgar para rebelarse.
El reloj señaló con una mueca de disgusto a Brandon McNulty, nublado el norteamericano, campeón de la especialidad en su país. Concedió 34 segundos. Almeida es la bala de plata del UAE.
Itzulia
Primera etapa y general
1. Maximilian Schachmann (Soudal) 18:37
2. Joao Almeida (UAE) m.t.
3. Florian Lipowitz (Red Bull) m.t.
4. Ethan Hayter (Soudal) a 6’’
5. Aleksandr Vlasov (Red Bull) a 10’’
6. Ilan van Wilder (Soudal) a 11’’
8. Mattias Skjelmose (Lidl) m.t.
14. Pablo Castrillo (Movistar) a 22’’
15. Isaac del Toro (UAE) a 23’’
16. Daniel Martínez (Red Bull) m.t.
19. Pello Bilbao (Bahrain) a 27’’
26. Ion Izagirre (Cofidis) a 41’’
30. Igor Arrieta (UAE) a 43’’
40. Ibon Ruiz (Kern Pharma) a 57’’
42. Markel Beloki (Education First) m.t.
Mala crono de Mas
Enric Mas, desajustado en Gasteiz, penalizó más que nadie entre quienes miran con deseo la zona noble. Se dejó 1:10, un mundo para un carrera diseñada para el baile de escasos segundos. Deshilachado.
El sol fastuoso, el cielo azul, saludó a la carrera con el canto de la primavera, con un abril en camiseta, anticipando el verano, dándole la mano. La temperatura suave era una caricia sobre las bicis de geometría exagerada de las cronos.
Cabras de carbono, cálculos de potencia y aerodinámica, textiles especiales y cascos diseñados para que el viento resbale y ganarle tiempo al tiempo.
Un arsenal para la tortura, para retorcer el cuerpo al extremo y exprimir al máximo cada vatio en un pelea imposible contra el paso del tiempo, inexorable. El ciclismo mantiene el espíritu de sufrimiento intacto. Nacidos para el calvario. Espartanos incluso en la tecnología.
Un cuadrilátero con la única compañía de la soledad y la sombra recortada en la carretera para amortiguar el padecimiento incómodo que suponen las cronos, un territorio donde solo se felicitan algunos especialistas que mantienen una relación estupenda con esas exigencias. En ese hábitat, la sonrisa se posó sobre Schachmann, que luce el mejor reloj de la Itzulia.