El canciller alemán, Olaf Scholz, llevó a cabo este lunes un delicado juego de equilibrios para acercar posturas con Estados Unidos en lo relativo a Ucrania sin llegar a pronunciarse claramente sobre el futuro del gasoducto Nord Stream 2.
En su primera visita a la Casa Blanca desde que llegó al poder en diciembre, Scholz acordó con el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, una serie de "fuertes sanciones" que ambos impondrán a Rusia si ataca Ucrania, pero se negó a poner todas las cartas sobre la mesa.
"Estamos absolutamente unidos y no tomaremos pasos diferentes. Tomaremos los mismos pasos, y serán muy, muy duros para Rusia", aseguró Scholz en una rueda de prensa junto a Biden.
Fue lo máximo que el canciller llegó a decir en respuesta a las múltiples preguntas sobre el gasoducto Nord Stream 2, que aún no ha empezado a funcionar, pero que transportaría gas natural ruso a través del mar Báltico directamente a Europa Occidental, incluida Alemania.
SILENCIO ESTRATÉGICO
Scholz se ha resistido a amenazar a Moscú con una cancelación definitiva de los permisos del gasoducto, controlado por el gigante ruso Gazprom, y tampoco quiso hacerlo en la Casa Blanca, a pesar de las críticas que eso le ha merecido en Estados Unidos.
"Parte de este proceso es el hecho de que no deletreamos en público todo (lo que podríamos hacer)", subrayó Scholz, que tiene previsto visitar Moscú la semana que viene.
Lo que sí hizo el canciller alemán fue dejar que Biden emitiera esa advertencia, sin contradecir ni matizar la rotunda aseveración que hizo el mandatario estadounidense.
"Si Rusia invade, y eso significa tanques y tropas cruzando la frontera de Ucrania, ya no habrá un Nord Stream 2, le pondremos fin", prometió Biden.
Estados Unidos ha criticado duramente el gasoducto, al considerar que podría perjudicar a Ucrania al permitir que Rusia deseche la ruta de tránsito de gas a través del territorio ucraniano; pero Biden decidió el año pasado eximir de sanciones a la empresa constructora del proyecto.
Sin embargo, la falta de claridad de Scholz ha irritado a muchos en Washington, hasta el punto de que la embajadora alemana en la ciudad, Emily Haber, advirtió la semana pasada a Berlín de que muchos en EE.UU. ven a Alemania como un "socio poco fiable", según The New York Times.
BIDEN CALMA LOS ÁNIMOS
Biden quiso poner fin a esa impresión durante su rueda de prensa con Scholz, al insistir en que "no hay dudas sobre la alianza" bilateral.
"No hay necesidad de recuperar la confianza. (Alemania) Tiene la completa confianza de los Estados Unidos", subrayó el mandatario estadounidense.
Poco antes, no obstante, el líder republicano en el Senado estadounidense, Mitch McConnell, dijo en declaraciones a la prensa que Alemania ha tomado "muy pocos pasos creíbles" para cumplir sus obligaciones con la OTAN, y que "no hay duda de que pueden hacer más".
Scholz trató de acallar las críticas al afirmar que los países europeos no pueden "permanecer silenciosos ante el número de tropas rusas en la frontera" con Ucrania, y que es importante que todos los aliados dentro de la OTAN digan "las mismas cosas y con la misma voz".
Biden coincidió en que las cosas "no pueden seguir igual" si Rusia invade Ucrania, y afirmó que había acordado con Scholz un "fuerte paquete de sanciones" para imponer "consecuencias rápidas y graves" a Moscú si eso ocurre.
"Si Rusia decide invadir Ucrania aún más, estamos preparados de forma conjunta y toda la OTAN está preparada", señaló Biden.
ALTERNATIVAS AL GAS RUSO
El mandatario estadounidense aconsejó a los alrededor de 30.000 ciudadanos estadounidenses que viven en Ucrania que abandonen el país, pero reconoció que todavía no sabe si el presidente ruso, Vladímir Putin, ha tomado una decisión de invadir.
Moscú insiste en que no quiere una guerra con Kiev y que no amenaza a Ucrania, mientras que Washington y sus aliados europeos mantienen que hay 100.000 soldados en la frontera común y que Rusia podría atacar el país vecino "en cualquier momento".
Biden recordó, además, que Estados Unidos está en contacto con grandes productores mundiales de gas natural, con el objetivo de ayudar a la Unión Europea (UE) a encontrar alternativas al suministro ruso de esa fuente de energía.
"Creemos que podemos sustituir una parte significativa (del gas que obtiene ahora la UE de Rusia)", recalcó Biden.
Alemania importa actualmente de Rusia entre el 45 y el 65 % del gas que consume, pero Scholz insistió en que el país europeo también recibe ese recurso de Noruega y los Países Bajos, y que en cualquier caso está tratando de apostar cada vez más por las energías renovables.