El canciller alemán, Olaf Scholz, negó ayer ante un comité del Parlamento estatal de Hamburgo toda implicación en la trama de fraude fiscal Cum-Ex, en la que se encuentran implicados varios agentes de bolsa europeos.
Estos agentes se aprovechaban de un agujero legal que les permitía recibir devoluciones fiscales por impuestos que nunca llegaron a pagar. En lo que a Scholz corresponde, el comité investiga si tanto el canciller como otros altos responsables de su partido Socialdemócrata usaron su influencia para eximir al banco Warburg Bank de pagar un importe que asciende a los 47 millones de euros en impuestos.
“No ejercí ninguna influencia en el procedimiento fiscal sobre Warburg, ni existe el más mínimo indicio de que estuviera de acuerdo con nada de lo que se estaba haciendo en aquel momento”, declaró Scholz en su nueva comparecencia.
Scholz ya había negado previamente todos los cargos sobre un caso que se remonta a sus tiempos al frente de la Alcaldía de Hamburgo, cuando protagonizó tres encuentros con los propietarios del banco, Max Warburg y Christian Olearius, en los años 2016 y 2017.
No lo recuerda
Scholz admitió su presencia en estas reuniones durante su primera comparecencia. Sin embargó, hizo un especial hincapié en asegurar que “no recordaba” el contenido de las conversaciones.
Olearius, en su testimonio, declaró que Scholz había enviado una carta al entonces ministro de Finanzas del estado, Peter Tschentscher, en la que declaraba como “injustificada” la recogida de estos impuestos. Poco después, las autoridades fiscales del estado retiraron la demanda por la que exigían al banco el pago de estos 47 millones al entender que el caso había prescrito.
El banco, uno de los pilares económicos de la segunda ciudad más grande de Alemania, finalmente pagó los impuestos en juego tras la intervención del Ministerio de Finanzas federal.
Tschentscher, que actualmente ejerce el cargo de alcalde de Hamburgo, confirmó que había remitido la carta de Scholz, pero describió estas acusaciones como “carentes de fundamento”, mientras la oposición criticó al canciller por su falta de transparencia.
“Scholz ya ha admitido tres conversaciones, cuando anteriormente había asegurado que participó solo en una”, lamentó el líder democristiano Friedrich Merz al diario Handelsblatt. En la misma dirección, para el líder de La Izquierda, Dietmar Barsch, este caso arroja “una nube de desconfianza” sobre el canciller alemán.
Pese a las críticas recibidas, el jefe del Ejecutivo recibió el firme respaldo del ministro de Finanzas, el liberal Christian Linder, que manifestó al periódico Rheinische Post su “absoluta confianza” en el canciller.
Correos sospechosos
La fiscalía de Colonia investigó recientemente los correos electrónicos de la secretaria del canciller alemán en el marco del caso de masivo fraude fiscal.
Las investigaciones se dirigen contra el banco M.M Warburg de Hamburgo y en ellas Jeanette Schwammberger, actualmente jefa de gabinete en la cancillería y colaboradora de Scholz desde hace varios años, cayó en la mira de la fiscalía.
Uno de los correos de Schwammberger, de abril de 2021, fue calificado de “sospechoso” por la fiscalía de Colonia. Hasta ahora no ha habido pruebas de que ninguno de los dos ejerciera influencia para evitar que se le exigiera el pago al banco.