La Sociedad Deportiva Eibar vuelve a estar hoy en el mismo punto que hace un año y hace dos. Indiscutiblemente no es un punto de partida porque por detrás hay todo un año de trabajo pero ya está aquí. Ha llegado ese momento, el momento de que no se puede fallar. Que a la tercera ha de ser la vencida, y que, de los cuatro contendientes que pelean por acompañar a Leganés y Valladolid en el viaje a Primera, el armero ha de ser el que finalice la temporada más entero y resolutivo.
El hecho de acabar tercero tiene su privilegio de un tiempo a esta parte. No solo el de jugar en casa la vuelta de las dos eliminatorias, también el de ser, a diferencia del Espanyol y los dos asturianos, el único al que le sirve con no perder ninguno de los cuatro partidos que pueden quedar por delante, por aquello de que, en estos play-offs de ascenso, sea cual sea el escalón, las tandas de penaltis han desaparecido. Con cuatro empates basta.
Es probable que asimismo se diga por provocar un efecto placebo, para que no surjan dudas llegados a estas alturas, pero lo que es seguro es que el equipo azulgrana llega en un buen, muy buen momento a esta recta final y la hora de la verdad de este curso. Tiene toda la pinta de que mejor que en 2022, cuando valía el empate en el campo del descendido Alcorcón y se perdió. Poco después se ganaba en Montilivi con gol de Ager Aketxe pero el Girona salía de Ipurua con un 0-2 quince días antes de lograr el ascenso como sexto tras las 42 jornadas.
Incluso se está en mejores condiciones cuando el pasado año, como cuarto, no hizo valer el factor campo ante un Deportivo Alavés que se imponía en Mendizorroza 2-0 para empatar a uno en la vuelta. Fue el preludio del éxito de los babazorros con aquel histórico penalti transformado en el Ciutat de Valencia por Asier Villalibre cuando corría el minuto 129.
"Me gusta lo que veo", sostiene con firmeza Joseba Etxeberria durante las últimas semanas. Las que le han visto ganar a su grupo consecutivamente, hasta seis. Pero tal racha no ha dado para ser primero ni segundo, y el primer capítulo por firmar ser también ahora el tercero en discordia llega esta tarde (18.30 horas) en el Carlos Tartiere.
Y en el camino...otra vez el Real Oviedo. Se le viene de ganar 4-3 el domingo pasado, mientras en la capital del Principado se cayó durante la primera vuelta por 2-1. Los dirigidos por el catalán Luis Carrión llegan como sextos en una ciudad que respira expectante y ansiosa ante tal oportunidad. El cuadro carbayón no está en la máxima categoría desde 2001, poco después del estreno del nuevo estadio. Apenas han tenido ocasión de disfrutarlo al más alto nivel. El último ascenso del club azul y blanco data, ahí es nada, de hace 36 años.
Contando con la inestimable colaboración de una afición armera -400 entradas se han puesto a su disposición-que recorrerá 350 kilómetros para animar a sus jugadores y lograr un óptimo resultado de cara a la vuelta el próximo miércoles (21 horas), Etxebe palpa en el vestuario que existen ganas de empezar esta serie de encuentros que se juegan con otra intensidad, y de demostrar que el suyo es el equipo que ha desplegado esta temporada el mejor fútbol de toda la categoría.