Hoy hace una semana que la tranquilidad desapareció entre los familiares de Aniano Jesús Orive Martínez, un avezado mendizale de 82 años de Trapagaran al que su familia echó de menos al no acudir al habitual acompañamiento que realizaba a diario con sus nietos al colegio. Allí se encendieron todas la alarmas, máxime cuando durante esa mañana una inconclusa llamada telefónica a su nieta mayor dejaba más interrogantes que certezas sobre su paradero y su estado.
“Mi padre es un persona autónoma que vive en su casa y que disfruta del monte como lo hacía desde muy joven. Mi padre ni está enfermo ni depresivo ni nada de lo que está circulando en redes. Hace poco más de un mes celebramos el cumpleaños de su nieta y estaba feliz, radiante”, describe Araceli, su hija mayor, que agradeció “los enormes esfuerzos que tanta gente de Trapagaran y de otras muchas localidades está haciendo por localizar a mi aita recorriendo los montes de la zona y las calles para encontrarle”.
No obstante, la portavoz familiar quiso hacer a través de DEIA un llamamiento a las autoridades municipales de los ayuntamientos de Ezkerraldea y Meatzaldea, especialmente, “para que sean sensibles con la causa que está detrás de los carteles que inundan ahora mismo diferentes pueblos. “Sabemos que hay requerimientos contractuales que obligan a los servicios de limpieza a retirar los carteles pero nos gustaría pedirles un poco de comprensión ante la situación que ha motivado este amplio despliegue de avisos con la foto de nuestro aita. No es un compro oro o vendo una motocicleta. Estamos hablando de encontrar a una persona desaparecida en nuestro entorno y es importante que la gente vea su rostro por si pudiera localizarle ”, razonó Araceli quien incidió en señalar que “sea cual sea el desenlace, que no se preocupen los ayuntamientos afectados que cuando haya que quitar los carteles, se hará”.
Tecnología
Paralelamente, la preocupación de la familia se centra ahora mismo en la falta de noticias fidedignas sobre el paradero de Aniano Jesús, del que tan solo se tiene la certeza de que usó la Barik para subir el día 18 de octubre en el funicular de Larreineta y que su móvil dejó un rastro en un área de los montes de Triano que la Ertzainetxea de Sestao “está intentando reducir al máximo aunque no parece algo sencillo”, reconoció Araceli quien solicitó “a quienes quieran colaborar que utilicen la tecnología que procuran los móviles para localizarle o que si es necesario le paren. Yo ya lo hice con un señor en Max center aunque fuera un reconocimiento fallido. Cada aviso impreciso es un chasco para la familia”. La familia, en palabras de Araceli, se felicitó de que “aún hay mucha gente que está dedicando tiempo y esfuerzo para encontrar a nuestro aita”.
No obstante, y visto el tiempo transcurrido desde la desaparición de Jesús, en el que “no ha podido dormir bien, ni comer ni beber”, la situación es cada día que pasa es más difícil para su familia. “Solo esperamos que aparezca, no podemos vivir con esta angustia”.