Hace 15 años arrancó en Euskadi la construcción del Tren de Alta Velocidad, un proyecto cuya fecha de finalización sigue en el aire y que el PNV ha vuelto a poner sobre la mesa en la negociación de los Presupuestos del Estado.
En octubre de 2006 comenzaron las obras en Araba. Ahora la mayoría de los tramos de los tres ramales están finalizados pero sigue en obras un punto muy importante, el conocido como "nudo de Bergara" que conecta las tres ramas de la "Y" vasca: la alavesa, la vizcaina y la guipuzcoana.
Se avanza en la entrada a Donostia y en su estación, pero están pendientes los accesos y las estaciones de Bilbao y Gasteiz, y las conexiones con Burgos, Nafarroa y Francia, aunque esta semana se ha adjudicado el tramo Astigarraga-Irun.
FECHAS "RAZONABLES": 2013, 2016, 2019, 2023, 2026, 2027...
El paso de los años ha dejado en agua de borrajas las sucesivas fechas que se han puesto sobre la mesa y las obras de la "Y" vasca superan ya los 12 años que se tardó en culminar la línea de alta velocidad Madrid-Barcelona, los 8 años de la de Madrid-Valencia, y los tres años de la decana Madrid-Sevilla.
En 2008, cuando los tres ramales estaban ya en construcción, la fecha "razonable" para su entrada en funcionamiento era 2013. Un año después se retrasó hasta 2015 o 2016. Llegó 2015 y se dijo que el TAV sería una realidad en 2019, y en 2020 que sería posible terminar en 2023.
Ahora el consejero de Transportes, Iñaki Arriola, ha admitido que no será hasta finales de 2026 o principios de 2027 cuando se puedan terminar las obras de esta infraestructura y que quedará para más tarde la construcción de las entradas soterradas a Gasteiz y Bilbao.
GESTIÓN DE LAS OBRAS
Todos estos retrasos y problemas con los accesos a las capitales han llevado al Gobierno vasco a pedir en más de una ocasión la asunción de la gestión de las obras a través de una encomienda, como se hizo con el tramo guipuzcoano.
En este territorio, las obras están en manos del Ejecutivo que luego descuenta el importe de los trabajos que costea a través del Cupo. Por otro parte, en Bizkaia y en Araba, las obras las ejecuta el Gobierno español.
Esta semana y en plena negociación presupuestaria con el Ejecutivo de Pedro Sánchez el consejero de Transportes, Iñaki Arriola, ha anunciado que el Gobierno vasco ejecutará vía encomienda parte de los accesos a Bilbao y del nudo de Arkaute, en la entrada a Gasteiz.
TIRA Y AFLOJA EN CADA NEGOCIACIÓN PRESUPUESTARIA
De hecho el TAV ha estado en el centro de cada negociación que el PNV ha mantenido en los Presupuestos Generales del Estado, tanto con el PP como con el PSOE, y en ellas los jeltzales siempre han reclamado un mayor compromiso inversor con esta obra.
En mayo 2017 el PNV firmó un acuerdo presupuestario con el Ejecutivo de Mariano Rajoy que incluía un cronograma con plazos e inversiones para que la "Y" fuera una realidad en 2023. Unos meses después se desbloquearon los trabajos en el "nudo" de Bergara, cuyo retraso en la licitación estaba comprometiendo el ritmo.
Ahora el "nudo gordiano" está en los accesos a Bilbao y a Gasteiz, en los que se mantiene el compromiso por una llegada soterrada aunque cada vez adquiere más fuerza la posibilidad de acometer estaciones provisionales en superficie mientras se lleva a cabo el soterramiento.
El acuerdo que firmó en 2019 el PNV para votar a favor de la investidura de Pedro Sánchez incluía el compromiso de impulsar el TAV de manera "urgente, firme y decidida" y que se respetara el "cronograma de trabajos y compromisos ya cerrados".
En la actual negociación presupuestaria el PNV ha anunciado que no va a presentar una enmienda a la totalidad a las cuentas de 2022 de Sánchez y ha confiado en que a lo largo de la tramitación parlamentaria de los presupuestos se puedan "trenzar" acuerdos sobre esta inversión ferroviaria.