Los contagios en el Estado español por un parásito intestinal asociado a piscinas y aguas recreativas (Cryptosporidiosis) casi se han cuadruplicado en los últimos nueves meses (más de 3.000 hasta el 19 de septiembre de 2023, frente a los 805 detectados en 2022), según han notificado las autonomías al Ministerio de Sanidad.
Con estos últimos datos, y tras recibir el Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES) comunicación de Irlanda y Reino Unido de un mayor número de casos de este parásito intestinal en turistas británicos e irlandeses que habían pasado su estancia en el Estado, Sanidad Ambiental ha activado un grupo de trabajo para "mejorar la vigilancia de este protozoo", ha informado a EFE el Ministerio de Sanidad.
La cryptosporidiosis es una enfermedad gastrointestinal causada por un protozoo del género crytoporidium, y su transmisión suele producirse a través de aguas residuales o contaminación del agua de las piscinas, o directamente por contacto con la persona enferma.
El cuadro clínico se caracteriza por una diarrea acuosa que puede acompañarse de calambres abdominales, pérdida de apetito, febrícula, náuseas, vómitos y pérdida de peso, aunque también es habitual que la infección curse de forma asintomática.
Según el último informe epidemiológico sobre la situación de la cryptosporidiosis referido a 2022, en el Estado español los contagios por este parásito son de declaración obligatoria.
En 2022 (los datos de 2023 no están cerrados), las comunidades autónomas notificaron 805 casos, lo que supone una incidencia acumulada de 1,84 casos por 100.000 habitantes.
Ese año, las incidencias acumuladas más elevadas se observaron en Euskadi (13,29 casos por 100.000 habitantes), seguido de Nafarroa (11,79), La Rioja (6,31) y Catalunya (3,36).
Baleares, Galicia y las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla fueron las únicas, que el año pasado, no notificaron ningún caso.
Según este informe, ya en 2022 se detectó un ligero aumento respecto a un año antes y el grupo más afectado fue el de menores de 5 años. La mayoría de los casos se concentraron en verano y otoño, a diferencia de años previos cuando la infección por este parásito aparecía en época estival.